Como alternativa a otros generadores de energía, como el petróleo o
la actividad nuclear, la hidroeléctrica, eólica y solar son fuentes
renovables que constituyen versiones superadoras. Es por esto que a
través del proyecto “Modelización no lineal del diseño de paneles
solares térmicos”, el ingeniero químico Luis Fauroux proyectó la
producción de energía eléctrica en base a la transformación de energía
solar.
Luz y radiación
Existen diversos tipos de paneles solares según de qué manera capten su
fuente energética. Los paneles fotovoltaicos aprovechan la luz solar,
mientras que los paneles térmicos hacen lo suyo con la radiación. En
este caso, “hay una diferencia ya que la luz no es, necesariamente, la
que incide para la generación de energía”, explicó Fauroux a
InfoUniversidades. “El sistema funciona por absorción de radiación, que
se transforma de onda corta a onda larga y queda vibrando adentro de los
paneles. Eso hace que la temperatura que se desarrolla dentro del
dispositivo sea más alta, incluso, que la temperatura exterior”.
Una de las ventajas de los paneles solares térmicos es que funcionan por
radiación y facilitan la absorción de energía; por eso, “no hace falta
que sea de día, aunque, obviamente, con luz directa habrá más
rendimiento”, resaltó el investigador. “De noche cae, pero una mínima
radiación siempre existe, y si queda dentro del panel, mejor”.
Basada en esos fundamentos, la construcción de paneles solares tiene
ciertos requisitos, por ejemplo, que las placas sean negras, debido a
que este color absorbe más energía y eleva su temperatura al captar la
totalidad del haz de luz que en él se refleja.
En la práctica
Cuando los paneles solares se aplican en la vida cotidiana, pueden
adaptarse a distintos usos, entre ellos, el agua caliente sanitaria.
“Para el agua caliente existen tres rangos de temperatura: el primero
ronda entre los 30 y 40 grados centígrados; el segundo, por debajo de
los 60, y el resto, es superior a esa última cifra”, desarrolló Fauroux.
“El primero, que es el más bajo, corresponde al calentamiento de piletas
y podría aplicarse, por ejemplo, en la climatización del agua de la
semiolímpica de esta Universidad. En tanto, el segundo rango corresponde
al agua caliente sanitaria, útil para las duchas y, por último, la
tercera categoría que se usa para la calefacción”.
A cuidar el planeta
Uno de los problemas críticos en el uso de combustibles es la
contaminación ambiental. Por ello, de acuerdo a Fauroux, “los paneles,
colectores y molinos evitan la contaminación de gases de efecto
invernadero, o sea, la emisión de dióxido de carbono”. Asimismo, la
materia prima para la construcción de los colectores solares es
reciclable y tiene una vida útil muy alta. “Están hechos de aluminio,
cobre, placas de vidrio y placas de metal”, destacó. En el caso del
fluido caloportador, como el agua, “funciona del mismo modo que en los
autos: con anticongelante, que no genera problemas ambientales porque es
un producto orgánico”, aseguró.
De acuerdo al proyecto final, “la ventaja del aprovechamiento solar es
su bajo impacto ecológico. Su implementación en techos no agrega
contaminación visual y el reemplazo de los motores elimina la
contaminación sonora y atmosférica”. Aun así, “la educación y la
conciencia de la sociedad, sumadas a las voluntades político-económicas,
son los agentes necesarios para el cambio”, consideró.
Inversión y problemáticas
En Argentina, los códigos de edificación urbana de algunas zonas del
país no acompañan aún el desarrollo de energías alternativas y
renovables como la solar. “Quizá uno emplaza un panel solar sobre un
techo y, al otro día, construyen un edificio enorme al lado, quitándote
toda posibilidad de luz”, advirtió Fauroux. En definitiva, “la
legislación depende de la zona, porque tampoco se pueden prohibir los
edificios altos”, reconoció.