Será un centro astronómico entre Argentina y Brasil. Funcionará en Tolar Grande, donde nuestro país también desarrollará proyectos en conjunto con Estados Unidos.
Se abrirá un nuevo ojo al Universo sobre el cordón del cerro Macón, a 4650 metros de altura y a 360 kilómetros de la ciudad de Salta, donde las condiciones son óptimas para el desarrollo de la astronomía, por la poca contaminación y humedad de la zona, y porque allí el 93 por ciento de las noches del año son despejadas.
Además, el año próximo, mientras se instale este observatorio robotizado, también se ubicará en Tolar Grande un segundo telescopio que será cedido por la Universidad de Texas.
El investigador Diego García Lambas, director del Instituto de Astronomía Teórica y Experimental (IATE-CONICET) y pionero en los estudios realizados en la Puna salteña, destacó a la Agencia CTySla importancia de “iniciar el desarrollo de un lugar que no posee nada de astronomía hasta este momento, que es el noroeste argentino, y que sin embargo cuenta con una potencialidad extraordinaria”.
En efecto, allí se establecerá el centro Argentino-Brasileño de Astronomía (ABRAS). Ambos países aportarán partes iguales para comprar el telescopio que tiene un costo cercano a los 600 mil dólares.
El doctor Lambas explicó que “este instrumento, como estará a más de 4600 metros de altura, debe ser robótico, porque no podría ser operado manualmente, de la misma forma que ocurre con los telescopios que están en órbita”.
Por ello, cada noche despejada, el observatorio funcionará de manera automática y los astrónomos podrán trabajar remotamente desde el pueblo más cercano, que está a 15 kilómetros de la montaña.
La cúpula, cuyo punto más alto alcanza los 10,50 metros de altura, fue diseñada para alojar un telescopio de hasta 1,50 de diámetro, cuyo objetivo será estudiar los fenómenos visibles del Universo, como las estrellas y galaxias, aunque también contará con una cámara de infrarrojo cercano, que permitirá observar espacios que están oscurecidos por el polvo que se distribuye en forma de nubes en el espacio y está conformado por partículas rocosas, silicatos y hielo.
Al respecto, el investigador del IATE Dante Paz explicó que "estas nubes bloquean la luz de las estrellas que se encuentran detrás, pero afectando menos a la luz que se encuentra en la longitud de onda del infrarrojo, de manera que en el ABRAS podremos analizar también a los fenómenos tapados por este polvo".
En la actualidad, el telescopio óptico más moderno que posee Argentina es de 1964, por lo que el nuevo observatorio del cerro Macón contará con una tecnología muy superior. Asimismo, Lambas destacó que las cualidades del cielo y del clima presentes en Tolar Grande son mejores a las existentes en cualquier otro lugar del país y potenciarán la calidad de las observaciones.
Investigadores del IATE y de la Universidad Nacional de Córdoba realizaron los primeros estudios, hace seis años, en la zona que hoy es una gran promesa para la astronomía y atrae la atención a distintos países para la realización de proyectos de diversas índoles.
Además del observatorio robotizado que Argentina pondrá junto a Brasil, el sitio hospedará otro telescopio que será cedido por Estados Unidos, con el objetivo de estudiar eventos muy violentos, como el colapso o la fusión de estrellas.
“Estos fenómenos generan mucho movimiento, provocando ondas gravitacionales de las cuales detectaremos casi en simultáneo un flash electromagnético gracias al instrumento que nos cederá a préstamo la Universidad de Texas”, comentó Lambas. Y agregó: “Estas investigaciones tendrán mucha importancia para la física teórica, porque estas ondas forman parte de las predicciones gravitacionales de Einstein que aun no fueron comprobadas con fidelidad”.
Ingenieros del IATE tendrán a su cargo el diseño y construcción de la casilla donde quedará ubicado este instrumento, “a una distancia no menor que los 100 metros respecto a la cúpula que ya hemos hecho, para evitar interferencias”, según explicó el director del instituto a la Agencia CTyS.
Lambas aseveró que estos primeros proyectos demostrarán las cualidades extraordinarias con las que cuenta Tolar Grande para el desarrollo de la astronomía y, seguramente, darán paso al establecimiento de observatorios de envergadura mucho mayor en la Puna salteña.
Un nuevo ojo hacia el Universo
“Este sitio posee condiciones óptimas y una potencialidad extraordinaria”, destacó Diego Lambas. Por ello, pasó de ser un lugar desconocido para la astronomía a convertirse en candidato para albergar el Observatorio Austral Europeo, lo que hubiera implicado que allí se instalará un telescopio monumental de 42 metros de diámetro.
En otra demostración de la calidad de los cielos de la Puna salteña, unos 200 kilómetros al norte del cerro Macón, se encuentra una de las planicies que compiten por alojar el proyecto Cherenkov Telescope Array (CTA), que consiste en una red de 80 telescopios, algunos de ellos de 25 metros de diámetro, para detectar los rayos gamma que provienen del Universo.
La ciencia como motor del desarrollo local
Más allá de que el primer telescopio robotizado del país funcionará de manera automática cada noche, en el cerro Macón se abrirá un centro de interpretación. “Será un espacio destinado a la divulgación científica, ubicado cerca de la cúpula, y al que podrá acceder la gente durante el día”, mencionó Lambas.
El objetivo será difundir las investigaciones astronómicas, como así también la geología y biología que se realiza en la Puna salteña. El director del IATE anticipó que, al lado del telescopio, desde esos 4650 metros de altura, también han armado un mirador, aprovechando la hermosa vista que hay desde allí, con la intención de promover el turismo científico y el desarrollo local.