Preocupados por esta realidad dos mendocinos decidieron llevar a cabo un dispositivo que además de contribuir a solucionar una parte del problema permite generar electricidad.
Se trata de un prototipo que emplea desechos orgánicos como restos de madera, estiércol, comestibles y verdes, para alimentar una central de ciclo combinado de gas y vapor para producir energía.
"En el mundo hay este tipo de máquinas pero sólo trabajan con vapor, la innovación tecnológica de este prototipo es que, a través de un método que desarrollé, permite purificar los humos contaminados de la quema de la basura para mover una turbina de gas. Esto permite mejorar la capacidad de generación en un 25%", destacó su creador, el ingeniero químico Ricardo Quiroga.
El sistema produce aproximadamente un kilowatt por kilo de residuo, del cual sólo queda libre el 60% ya que lo restante se utiliza para mover el aparato.
"Hemos construido un prototipo para incinerar en forma controlada 20 kg por hora de materia orgánica, pero la idea es lograr una más grande que pueda utilizarse en los basurales", comentó el profesional.
Para que esta máquina sea una solución en los vaciaderos se requiere que la basura pase previamente por una planta de separación: "Lo bueno de este sistema es que no le quita el trabajo a nadie, sino que puede ser una solución para los recuperadores urbanos ya que pueden gerenciar su propio dispositivo, vender la electricidad y cooperativizarse para trabajar de forma más humanizada", recalcó el abogado Enrique Iavicoli, quien trabaja con el ingeniero para impulsar la iniciativa.
De descarte a energía
Ambos desarrolladores explicaron en detalle el funcionamientos del equipo: "En principio se seca la basura y se la introduce en el horno que al comienzo se prende con un tubo de gas. Una vez que los desechos llegan a una temperatura de 1.100 grados se corta el gas, pero como ya han entrado en autocombustión, el horno se autoalimenta y sigue encendido", comenzó a detallar Iavicoli.
"Primero se mueve la turbina de gas con los humos de combustión, debidamente acondicionados y después se pasan a la caldera y generan vapor, para la respectiva turbina de vapor; por eso es que lo llamamos ciclo combinado", continuó el impulsor.
Para que los gases de la chimenea - compuestos en su mayoría por anhídrido carbónico- no contaminen el ambiente van a un lavador de humos que tiene distintas etapas y evita la polución.
"Hemos hecho las mediciones correspondientes y el humo está dentro de las normas internacionales, no hay producción de elementos nocivos para la salud de los seres vivos", aclaró Quiroga.
Además quedan cenizas residuales compuestas por materiales inorgánicos totalmente inertes. "Sólo entre el 5% y el 7% de lo que ingresa es ceniza que utiliza como árido o se entierra", agregó el experto.
Interés medioambiental
La motivación de estos emprendedores surgió de la necesidad de dar solución a un problema constante: "Siempre estuvimos interesados en la disposición final de los residuos sólidos urbanos que nunca se hace bien a pesar de las incontables promesas de los gobiernos", contó Iavicoli.
A lo que se sumó la experiencia de Quiroga: "Al equipo lo pensé en 1997 para generar energía con asfaltita, un carbón joven que tiene exceso de azufre y no sirve para uso metalúrgico, pero luego de trabajar en el área de Servicios Públicos de dos municipios, tuve más contacto con la basura y su problemática por lo que decidí aplicarlo a eso", relató.
Más tarde el proyecto llegó a manos Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI), que junto a dos empresas privadas ayudaron a costear el prototipo.
"La empezamos a construir hace 2 años, tuve una primera etapa donde hice los planos. Luego se fue armando y se hicieron distintas pruebas que nos permitieron ir detectando algunos detalles que fuimos corrigiendo", narró el ingeniero.
Experiencia en San Juan
En su afán de llevar a la realidad este modelo, los mendocinos visitaron varios poblados:
"Se buscó un municipio de 20.000 habitantes y fue la gente de San Juan la que más se interesó. Para conseguir el financiamiento formamos un consorcio entre el INTI, la provincia de San Juan, su empresa de energía y las empresas de acá y se presentó el proyecto al Fondo Argentino Sectorial (Fonarsec). Ahora estamos esperando a ver qué pasa", apuntó Quiroga.
La instalación de la máquina tiene un costo aproximado de $25 millones, más $11 millones para la planta de separación. En esos valores se incluye toda la infraestructura necesaria, como terreno, edificios industriales, instalaciones auxiliares (talleres de mantenimiento mecánico y eléctrico), vestuarios, comedores, entre otros.
Para obtener el subsidio compiten con otras 6 iniciativas de otras provincias.
La convocatoria busca financiar dispositivos que tengan como meta disponer de nuevas tecnologías o modificaciones de las existentes para la generación de energía térmica, mecánica y/o eléctrica que empleen como materia prima residuos biomásicos.
Tal como comentó el ingeniero en Mendoza el único municipio interesado fue San Martín pero no para construir un nuevo aparato, sino para utilizar el prototipo que ya existe.
Por: Carla Romanello -