Fuente: http://infouniversidades.siu.edu.ar
Una nueva función de la proteína Chk 1 permitiría controlar la tolerancia de las células al daño en su ADN, porque verifica que no ocurran mutaciones durante la replicación de las células madre en las células hijas. Este hallazgo resulta de gran importancia para reformular y redirigir la investigación para encontrar terapias alternativas contra los tumores malignos.

Investigadoras de la Universidad de Buenos Aires y del Instituto Leloir avanzaron en la búsqueda de nuevos tratamientos contra el cáncer, al comprobar que la enzima Chk 1 es usada mayoritariamente por la célula tumoral, ya que se reproduce más seguido, lo que la convierte en un buen punto de partida para la búsqueda de terapias alternativas.

La investigación, publicada en la prestigiosa revista estadounidense “Proceedings of the National Academy of Sciences”, fue impulsada por Vanesa Gottifredi y Juliana Speroni -a quienes secundaron María Belén Federico, Sabrina Mansilla y Gastón Soria-, y demandó cinco años de trabajo para, finalmente, descubrir que la proteína Chk 1 tiene una función de balance y actúa en forma inteligente sobre el ADN para evitar el desarrollo de las células tumorales.

Gotiffredi indicó a Argentina Investiga que “cerca de 10 mil lesiones aparecen en nuestras células cada día y acumulamos casi 100 mil en las células de la piel, durante una hora de exposición al sol. Si estos daños al ADN no son eliminados a tiempo, pueden transmitirse de la célula madre a las hijas, como mutaciones, y su acumulación puede desencadenar la aparición de cáncer”.

Hasta ahora, se sabía que la enzima Chk 1 controlaba y eliminaba los errores que podían producirse cuando se duplicaba el ADN en el momento en que una célula madre genera células hijas idénticas, durante el proceso conocido como replicación. Y lo novedoso del descubrimiento de las investigadoras es que la enzima Chk 1 tiene otra actividad vinculada con el ADN. Y así lo explica Speroni: “La Chk 1 sería también necesaria para tener un tipo de tolerancia al daño del ADN, porque verifica que no ocurran mutaciones durante la replicación”.

Pero si esa enzima encuentra mutaciones, inicia la reparación del ADN para eliminarlas, y activa los mecanismos de tolerancia que determinan qué cantidad de daño genético puede tener una célula y transmitirla a otras, sin que la célula se vuelva cancerosa. “Si la célula sufrió un excesivo daño, la replicación no va a seguir y van a actuar otros mecanismos para detenerla”.

Gottifredi dice que las mutaciones son necesarias para la evolución: “Si en la historia de los seres vivos la copia del ADN hubiera sido perfecta, no hubiera habido evolución de las especies. De acuerdo con nuestras investigaciones, la proteína Chk 1 estaría a cargo de determinar qué mutaciones pueden admitirse y cuáles no”. 

Las investigadoras admiten que el trabajo encarado en estos cinco años está en el orden de lo que se conoce como “investigación básica”, aunque ya se prueban terapias alternativas. Lo conseguido podría ser el primer paso para abrir nuevos caminos en la lucha contra el cáncer.

Rodolfo Zibell
Subsecretaría de Relaciones Institucionales
Universidad de Buenos Aires