Una empresa creó una fórmula química que permite procesar y transformar en vidrio materiales eléctricos, pilas, residuos sanitarios y hasta los contaminantes del Riachuelo, que así se podrían reutilizar. Es sabido que la basura producida por la sociedad de consumo ya alcanza dimensiones de emergencia planetaria. Según un informe del Banco Mundial, en el 2012 se generarán 1,3 billones de toneladas de desechos. Para el año 2025, el organismo estima que esta cantidad se duplicará. Es que el hiperconsumismo global, las necesidades sociales de empleo y de bienestar, y las soluciones ecológicas para construir un mundo sustentable suelen entrar en contradicción por perseguir objetivos aparentemente contrapuestos. En el mundo en el que vivimos, ambientalismo y economía parecerían ser las dos expresiones de una ecuación irresoluble.
Sin embargo, una empresa argentina, Cerocon SA, afirma haber encontrado una solución a estos dilemas. La firma desarrolló una técnica patentada mundialmente que transforma en vidrio todo tipo de desechos, especialmente aquellos tóxicos que representan serios riesgos ambientales.
“Hemos ideado una formula química que logra transformar molecularmente cualquier tipo de sólido y semisólido y utilizar su materia prima para fabricar vidrio”, explicó Mario Norberto Fracchia, presidente de Cerocon SA.
Para el directivo, este adelanto científico es “la tecnología más efectiva en el mundo, no hay ninguna otra que pueda hacer esto”. Si bien reconoce que existen otros procesos de reciclado similares vulgarmente conocidos como “plasma”, asegura que son “muchísimo más complejos, más caros, y no tienen tantos usos posibles”.
Un proceso “limpio”
“A diferencia de las demás tecnologías que suelen usarse, no diluyen el tóxico dentro del vidrio, sino que fabrica vidrio con el tóxico, agregando este polvo químico que es la clave del invento”, explicó Fracchia.
El método consiste en la realización de una “una termodestrucción del residuo o del contaminante”. “Las cenizas producidas se mezclan con la formula química y se vitrifican de forma no tóxica, sin contaminar”, comentó María Eugenia Fracchia, del Departamento Comercial de Cerocon. Y agregó que “en la mayoría de los casos, las cenizas que quedan, al ser semisólidos o barros, se pueden vitrificar directamente sin necesidad de termodestruirlas, como hacemos con el cianuro líquido”.
Úselo y ¿tírelo?
Pero para que toda técnica de reciclado sea eficiente, resulta necesario que el material recuperado sea verdaderamente utilizable para generar más valor. En este sentido, Cerocon cumple las expectativas, puesto que al vidrio se le puede dar “cualquier tipo de utilidad que requiera, siempre y cuando no se le pida transparencia o calidad de cristal”.
“Está probado científicamente que puede ser usado para fabricar ladrillos y bloques de construcción, como también para aislamiento térmico, acústico y rellenos para estanqueidad”, explicó Mario Fracchia. “No es igual al vidrio común –agregó-, es mejor, ya que es mas resistente. Y como cualquier vidrio, tarda 14.000 años en lixiviar y, por lo tanto, es extensamente durable”.
Complementariedad y versatilidad
Además de los residuos urbanos peligrosos, la tecnología creada por Cerocon también está pensada para aquel material residual pasivo de las producciones industriales y que son difíciles de reducir a un mínimo, como solicita la normativa vigente. Los sistemas convencionales de reciclado no pueden destruir definitivamente estos resabios tóxicos, produciéndose una sobreacumulación de contaminantes altamente peligrosos cuyo destino final son rellenos antiecológicos como los del CEAMSE.
Por ello, Mario Fracchia afirma que este proceso “complementa todas las tecnologías de reciclado, todo aquello que no se pueda aprovechar más y es tóxico”.
De esta forma, se estaría produciendo un nuevo concepto de responsabilidad ambiental que “solucionaría el problema de los rellenos sanitarios que permanentemente dañan al planeta”, sentenció el ejecutivo.
¿Profeta en su tierra?
Si bien el adelanto técnico es 100% argentino, desde Cerocon Martín Olascoaga y Rodrigo González, representantes comerciales, destacan que todavía no ha sido implementado a nivel local y que, probablemente, comience su inserción en el mercado internacional.
En el mismo sentido se expresó el titular de la firma: “Existen muchas tratativas a nivel exterior, aunque nos gustaría mucho que primero sea en la Argentina, porque es un invento argentino”.
Ahora bien, la empresa afirma que el producto “todavía no se ha instalado a nivel comercial, aunque sí se han realizado todas las pruebas con los barros del Riachuelo, con cianuro, pilas, y todos los residuos tóxicos. Todas con éxito porque no hay manera de que fallen, todas se transforman en vidrio. Estamos esperando que ese éxito y evidencia científica se ponga en marcha”, concluyó el titular de la empresa.