Fuente: http://www.ctys.com.ar
Una vez esparcido su contenido, muchos bidones son apilados en los campos, quemados al aire libre o reutilizados. Para remediar este problema, investigadores de la UNL y el CONICET aplicaron un método para purificar el agua de lavado de los recipientes. Este proceso se implementará en una planta de reciclado que se construirá en la localidad santafesina de Rafaela. Ya fue probado con glifosato. Nadia Luna (Agencia CTyS) - Siempre el mismo final. A veces, los bidones vacíos de agroquímicos son “olvidados” en las orillas del campo fumigado. Otras, son reutilizados para cargar agua o combustibles, o son quemados al aire libre. Incluso, aunque se realice el triple lavado recomendado, si no se toman precauciones, el agua residual termina afectando los cauces de agua o el suelo. De una u otra manera, estos “residuos peligrosos” (según la ley 24.051) suelen tener siempre el mismo final: contaminan.

Sólo en la región central santafesina, se descartan anualmente alrededor de 500 toneladas de plástico de envases de agroquímicos. En busca de una solución definitiva, investigadores del Instituto de Desarrollo Tecnológico para la Industria Química (INTEC), perteneciente a la Universidad Nacional del Litoral (UNL) y el CONICET, diseñaron un proceso de descontaminación del agua de lavado de los bidones, utilizando agua oxigenada y radiación ultravioleta. 

Luego de varios años de ensayos en el laboratorio, los científicos están realizando pruebas con un reactor a escala piloto, que les permite procesar unos cien litros de agua y optimizar los detalles que faltan para pasar a una escala industrial. De hecho, ya está acordado implementar este procedimiento en la planta de tratamiento y reciclaje de envases de agroquímicos que se construirá en la localidad santafesina de Rafaela. 

“El proceso se enmarca dentro de los denominados procesos avanzados de oxidación. Básicamente, el agua oxigenada absorbe la radiación y se transforma en una especie muy oxidante, capaz de degradar los compuestos químicos contaminantes a compuestos inocuos”, precisa a la Agencia CTyS la Doctora en Tecnología Química Cristina Zalazar, directora de la investigación.

Expandiendo el beneficio

Todo comenzó en 2007, en el marco de una tesis de grado de licenciatura en biotecnología. Entonces, los ensayos se hacían con agua contaminada con el principio activo del glifosato. Más tarde, durante una tesis de licenciatura en química, el equipo de investigación comenzó a estudiar también la degradación de agua contaminada con formulaciones comerciales, compuestas por sales de glifosato más los adyuvantes.

Según Zalazar, comenzaron a estudiar ese herbicida “porque representa el 85 % de los envases que se descartan en la región”. Pero, como se trata de un proceso no selectivo, en realidad, es capaz de degradar diferentes agroquímicos.

“En este momento, en el marco de una tesis doctoral, estamos trabajando con mezcla de glifosato y 2, 4-D. Esta combinación se usa mucho en Argentina, en busca de un efecto que supere la resistencia de las malezas. Y también estamos haciendo estudios con clorpirifós, uno de los insecticidas que más se usa en el país”, cuenta la investigadora.

Así, el equipo de investigación sigue trabajando para la puesta a punto de un diseño que permita, a escala industrial, procesar el agua de lavado de unas 500 toneladas de plástico. La idea es que la experiencia que tendrá lugar en la planta de Rafaela, que se comenzará a construir este año, sirva para optimizarse y replicarse en otros lugares del país.

“Si bien hay emprendimientos que se encargan del reciclado del plástico de los bidones, ninguno contempla el tratamiento adecuado de los efluentes que se generan del procesado del plástico”, aclara la científica. 

Luego, al referirse a los posibles usos del plástico reciclado, Zalazar señala que puede fabricarse con él “cualquier elemento que no esté en contacto con alimentos. Por ejemplo, los postes de alambrados para los campos, baldes o durmientes para el ferrocarril. Y esto último tiene un doble beneficio, porque se reemplazarían los durmientes actuales que utilizan la madera del quebracho”, concluye.