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Un equipo de investigadores trabaja en la experimentación para introducir ovejas sin lana en la región, destinadas a la producción de carne y que puedan adaptarse a tierras consideradas de baja productividad. Se estima que resultaría provechoso en términos económicos dada la buena capacidad reproductiva de los ejemplares deslanados y porque, además, aumentaría la productividad de las razas actuales.

En la región norte argentina existen grandes extensiones de tierras de baja productividad, que limitan la cría de ovejas para producción de lana y reducen los rendimientos en las razas productoras de carne. Mientras que en la cría con fines de producción de carne existe la necesidad de esquilar la lana, pero, en la actualidad, la esquila tiene un costo similar o más elevado que el precio al que se puede vender la ya lana esquilada.

Frente a este contexto productivo, investigadores de la Facultad de Ciencias Veterinarias experimentan la viabilidad de introducir razas deslanadas que puedan lograr buena adaptación en tierras de baja calidad productiva, solucionar el problema de la esquila y, además, incrementar los rindes de las razas actuales.

De esta manera, no sólo se resolvería esta problemática sino que además, se estima que resultaría muy viable en términos económicos por las características productivas y reproductivas de los ejemplares deslanados. Las razas lanadas con fines de producción de carne que se crían en la región tienen lana de muy mala calidad, y ante el elevado precio de la esquila, la lana se descarta, transformándose en un residuo del sistema, además de en un problema. 

“Cruzamos ovejas de razas deslanadas con las ovejas lanadas se crían en la zona, a fin de obtener ejemplares con las cualidades que pretendemos en calidad y cantidad de carne, peso, prolificidad, intervalo de partos y otras variables productivas” explicó a Argentina Investiga el doctor Enrique Yáñez, uno de los responsables del estudio científico.

Sobre este proceso detalló que se trabaja con la raza Santa Inés, que se logró por cruzamientos en Brasil pero que tiene su origen en zonas áridas de África y Oriente. Esta raza carnicera tiene muy buena prolificidad, puede producir más de un cordero por parto y tiene hasta dos reproducciones por año.

En el estudio se realiza lo que se llama “cruzamiento absorbente”, que consiste en la cruza de un macho deslanado con una hembra lanada y a las crías hembras se las sigue cruzando con machos deslanados hasta obtener ejemplares de ciertas particularidades. 

Este proceso busca no sólo alcanzar animales con las características pretendidas por los investigadores sino que, además, tiene por objetivo que los productores observen la transformación de las majadas lanadas a las deslanadas.

Yáñez sostuvo que el grupo a cargo del proyecto considera que la introducción de ejemplares deslanados podría ser efectiva en el norte de Corrientes, en Chaco, Formosa, Santiago del Estero y en otras tierras de la región con pasturas naturales de baja calidad, así como en zonas de montes.

En el marco del estudio está prevista la comparación de las razas criadas en la actualidad con los nuevos ejemplares deslanados que se logran para evaluar el grado de adaptación al ambiente, las cualidades de la carne y, especialmente, la conveniencia económica en la producción.

Ovejas deslanadas 

El rebaño de ovejas de pelo, principalmente de la raza Santa Inés, logró un considerable crecimiento en las regiones sudeste y centro-oeste del Brasil, en Paraguay y en algunas zonas de Argentina, debido a su capacidad de adaptación, rusticidad y elevada eficiencia reproductiva, pues no muestra comportamiento reproductivo estacional contribuyendo, de esta forma, a una elevada prolificidad.

En particular, la raza Santa Inés presenta bajo contenido en grasa y piel de altísima calidad, y son animales rústicos y precoces, adaptables a cualquier sistema de cría y pasto. El peso del animal macho de esta raza puede llegar a 80 o 90 kilogramos, aprovecha muy bien lo que come y aún con pasturas de baja calidad está capacitado para formar los nutrientes que requiere. En hembras, se obtienen animales de entre 50 a 60 kilogramos. 

En las hembras, una característica es que son muy “melliceras”, dan muchos partos múltiples o mellizos y, otra cualidad diferencial es que pueden entrar en celo mientras la cría está mamando, lo que no ocurre con otras razas que, amamantando a la cría, no pueden entrar en celo. Así, las hembras de la raza Santa Inés logran más de un parto al año.

Juan Monzón Gramajo
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José Goretta
Departamento de Comunicación Institucional
Universidad Nacional del Nordeste