Fuente: http://infouniversidades.siu.edu.ar
Una serie de investigaciones desarrollada por docentes de la carrera de Veterinaria de la Universidad Nacional de Río Negro determinó que una planta silvestre y exótica, considerada una maleza, representa una alternativa en la dieta bovina ante el problema de la sequía. El equipo de trabajo llevó adelante diversos estudios que implicaron desde el análisis de la potencialidad de la especie como recurso forrajero, la intervención quirúrgica de un bovino, hasta el estudio de plantas que crecen bajo la población de olivos.

Con buen aporte de nutrientes en rodeos sometidos a fuertes sequías en el centro-norte de la provincia, el Olivo de Bohemia u “olivillo”, que habita en los valles del río Negro, demostró que puede sobrevivir a un amplio rango de condiciones ambientales como la sequía, de acuerdo al estudio elaborado por el grupo técnico encabezado por los doctores Osvaldo Fernández y Guadalupe Klich.

Los investigadores indicaron a Argentina Investiga que el diagnóstico da cuenta de que en los sectores aledaños al principal curso de agua rionegrino, la continua introducción de especies produce cambios en las comunidades vegetales que pueden considerarse beneficiosos, como por ejemplo, cuando los nuevos integrantes del sistema tienen un alto valor energético. Algunas especies introducidas modificaron la comunidad vegetal y ahora predomina el color gris del “olivillo”, cuyo nombre científico es Elaeagnus angustifolia (Ea).

Luego de detectarse la invasión y colonización de esta especie, a raíz de problemas que causaba en el manejo de la hacienda en campos de secano, se inició un ensayo sobre sus estrategias de crecimiento, bajo la dirección de Fernández, de la Universidad Nacional de Sur junto al doctor Focko Weberling, de la Universidad de Ulm (Alemania). 

Este arbusto se introdujo como una planta ornamental al Alto Valle del río Negro y, cuando comenzaron a aparecer las primeras varas en sus riberas durante 1970, las autoridades nunca programaron métodos de control debido al desconocimiento de la especie en la región del Norte de la Patagonia. Las condiciones ecológicas de este espacio geográfico favorecieron su distribución, y llegó a remplazar a los sauces (Salix sp.), álamos (Populus sp.) y tamariscos (Tamarix sp.).

El análisis de la especie llevó varios años de investigación a campo y en laboratorio, y derivó en la tesis doctoral de la doctora Guadalupe Klich, actualmente profesora asociada de Biología en Veterinaria en su sede de Choele Choel. Klich destaca que “después de ser considerado una maleza indeseable durante muchos años a causa de su agresividad en la colonización de los valles, su porte arbustivo y espinoso, su reproducción vegetativa radical y por semillas, resulta un importante recurso forrajero en los campos ganaderos de las costas rionegrinas”.

Dentro de las líneas experimentales, se practicó una pequeña intervención quirúrgica a un vacuno. La operación consistió en colocar una fístula ruminal con el propósito de evaluar la digestibilidad de E.a. El dispositivo construido en PVC fue ubicado mediante una cirugía abdominal, a cargo del doctor Pablo Crowley, docente de la carrera de Veterinaria de la UNRN y con la colaboración del doctor Ariel Fernández, médico veterinario del establecimiento.

Los rastreos exploratorios efectuados sobre 50 árboles de esa especie brindaron acceso a análisis de aportes nutricionales en base a un examen de las hojas preferidas por los vacunos. En las tareas realizadas, se precisó que el consumo vacuno está relacionado con la producción de ramas con inflorescencias en tirsos proliferantes y con la maduración de las ramas que determinan la cantidad de hojas y frutos.

En el marco de otro sondeo efectuado como un análisis de las causas del Síndrome de vaca caída (animal en decúbito esternal, en algunos casos con signos clínicos de manifestaciones nerviosas, que deriva en lesiones traumáticas de músculos y huesos) basado en la alimentación, se analizó la influencia de la presencia de E.a. en la dieta vacuna sobre los niveles de Calcio (Ca), Fósforo (P) y Magnesio (Mg). A lo largo de las diferentes etapas de crecimiento (estadíos fenológicos) de E.a., se verifican variaciones en las concentraciones de macro minerales, lo cual favorece los estados de equilibrio necesarios para regular el balance de macro nutrientes y aporta cantidades significativas de Ca y Mg en períodos críticos; no así para el macro nutriente P, que mostró no cubrir los requerimientos mínimos de mantenimiento en todos sus estadios.

La comparación de los distintos lotes demostró que las dietas más equilibradas fueron las establecidas con base de 80% de materia seca de “olivillo” y no se observaron variaciones significativas en calcemia, fosfatemia y magnesemia, considerando el ciclo productivo dividido en: primer período de vaca seca (3-5 semanas), período preparto (últimas 3 semanas de gestación), lactancia temprana (3-5 semanas), lactancia media y final de lactancia (últimos 90-100 días).

Otro de los procedimientos llevados a cabo en la experiencia fue sembrar las pasturas forrajeras Vicia y Agropiro en el mismo terreno de secano con “olivillos”. La Vicia creció, floreció y trepó a los pequeños arbustos de E.a., pero no resultó competencia en virtud de que no pudo controlar el crecimiento de las plantas, sólo hacer más lento el crecimiento. El Agropiro creció; sin embargo, se fue perdiendo entre el “olivillo” y los cardos por falta de un régimen de lluvia neurálgico.

En forma paralela, se realizó la recolección de muestras de las plantas que viven bajo la población de olivos y las que lo hacen fuera del área de influencia. Las especialistas en sistemática vegetal (doctoras Andrada, Pellegrini y Gil), determinaron que la presencia de E.a. favorece un aumento en la cantidad de especies que se desarrollan en el estrato subyacente.

Klich posee, además, una visión sobre la existencia de E.a. que incorporó a su patrimonio como si fuera un diario personal, al marcar una etapa muy importante de su vida científica. Ya volcó la experiencia en “Viajando y registrando a E.a.” y llega a la conclusión de que “trabajar con una especie vegetal durante muchos años implica que uno se familiarice tanto que trata de encontrarla, describirla, retratarla y entenderla en cada lugar que recorre. Siempre surge una nueva línea de investigación. E.a. puede comportarse como una maleza invasora y agresiva, reproducirse y formar bosques impenetrables; sin embargo, puede adaptarse a ser un árbol de vereda, crecer derecho hacia el cielo o retorcerse en forma tortuosa y peligrosa. Y lo más importante, puede transformarse de indeseable en recurso forrajero”.

El proyecto de investigación cuenta con otros profesionales miembros como Carlos Arzone, Marta Agüero y Ramiro Vidal Figueredo; y con la colaboración de la cátedra de Botánica Sistemática de la UNS.


Universidad Nacional de Río NegroEscuela de Producción, Tecnología y Medio Ambiente