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Al menos 91 cordobeses lograron regresar a su lugar donde se desempeñan mayoritariamente en Universidades Nacionales. En el país son más de 900. La mayoría regresó a trabajar con becas del Conicet. Casi 900 científicos argentinos fueron repatriados a nuestro país, de los cuales al menos 91 son cordobeses. El total representa el 13 por ciento del total de profesionales que residen en el exterior, la mayor cifra alcanzada desde que comenzara el proceso de pérdida de cerebros en Argentina.

Los datos corresponden al último relevamiento realizado en abril de 2011, por lo que se distingue que el número actual es mucho mayor.

Córdoba ocupa el tercer lugar después de la Ciudad y la provincia de Buenos Aires en relación a cantidad de repatriados en el país representando el 10% de esta población total, lejos le siguen Santa Fe, Mendoza y Río Negro.

Sobre los 880 científicos repatriados, se aprecia una mayoría de hombres (60%) sobre mujeres (40%), en tanto según el país de donde regresaron el 54% lo hizo desde países americanos la mayoría de ellos de Estados Unidos, mientras que el 44% de países europeos, de allí el 32% lo hizo desde España, el 20% desde Francia, el 15% desde Alemania, el 12% del Reino Unido y el resto de Suiza, Holanda, Italia, Suecia, Bélgica, Austria, Dinamarca y Finlandia.  

El regreso se hizo posible gracias al programa RAICES, dependiente del Ministerio de Ciencia y Tecnología de la Nación que permite desde 2003 vincular a los científicos en el exterior, brindarles la posibilidad de realizar estancias de investigación en el país, promover el retorno, además de ofrecerles información sobre posibilidades de trabajo en la Argentina.

El Ministerio de Ciencia y Tecnología tiene tres formas de financiamiento para la repatriación de científicos y tecnólogos: un subsidio por retorno, proyectos de investigación y desarrollo para la radicación de investigadores de la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica y mediante becas del Conicet.

Según la fuente de financiamiento, la mayoría (66%) se sostienen en la actualidad por becas del Conicet. Mientras tanto, el 66% se desarrolla en Universidades Nacionales, el 21% en Conicet, el 8% en organismos oficiales el 3% en organismos privados y el 2% en Universidades Privadas.

En diálogo con LA MAÑANA la directora nacional de Relaciones Internacionales del Ministerio de Ciencia y Tecnología de la Nación, Águeda Menvielle, explicó que “el regreso de científicos e investigadores que se han capacitado o han adquirido experiencia laboral en instituciones de primer nivel en el exterior siempre es positivo, aunque no es posible cuantificar aún su impacto. Hay que tener en cuenta que así como no es solamente un cerebro lo que se va, sino que quien emigra es una persona con una historia de vida, afectos y gustos concretos, es también una persona quien regresa y cuando lo hace es con más conocimientos pero también con otras experiencias de vida y otros modos de ver y pensar las cosas, lo que siempre puede ser un aporte interesante”.

Las investigaciones
Respecto al aporte científico para el país que representan estas reincorporaciones, explicó además que “el rango de investigaciones es amplísimo, yendo desde  cómo se relaciona un área determinada del cerebro con las adicciones a las drogas, a la realización de ensayos de difracción a altas temperaturas o a mejorar la calidad de vida de niños con cáncer avanzado a través de métodos electrónicos para la recolección de datos del paciente. Asimismo, la mayoría de los repatriados se de-
sempeñan en cargos docentes”.

Cabe recordar que en el año 1966, con la “Noche de los Bastones Largos”, alrededor de 1.300 técnicos y científicos se fueron del país y más de 6.000 dejaron sus cargos en la Universidad.

Profetas en su tierra
Marcelo Desimone
Estuvo casi 20 años en Alemania y regresó a mediados de 2010. En Europa comenzó con el estudio de lo que se llama el “estrés oxidativo” de los vegetales, y luego se volcó a la manipulación de los genes de algunas especies -transgénicos-, línea con la que continúa en la Universidad Nacional de Córdoba.

Paula Estrella
Ingeniera en Computación de la Famaf, trabaja en el área de procesamiento de lenguajes naturales, una subdisciplina de la inteligencia artificial. Se fue a especializarse en Suiza, donde estudió lengua, traducción, y sus aplicaciones en la informática multilingüe. Retornó a la UNC en 2009.

Armando Chiappe
Doctor en Fisolofía. Trabaja en la Universidad Nacional de Río Cuarto, donde participa de investigaciones como becario del Conicet. Se fue a Alemania por un intercambio científico social, donde permaneció cuatro años. Regresó a la UNRC gracias al programa RAICES en 2010. 

Fuente: La Mañana.