Desde hace tres años, y a partir de un convenio con el CEAMSE, investigadores de la Facultad de Agronomía siembran cultivos que se adaptan a sitios marginales para la agricultura y que permitirán producir bioetanol.
Durante la primera etapa, los científicos procesaron 2.000 toneladas mensuales de residuos orgánicos provenientes de podas del conurbano bonaerense, con los cuales hicieron compost, generaron fertilizantes y sustratos para la floricultura y la horticultura, además de recuperar suelos degradados.
Estos trabajos sentaron las bases para avanzar en una segunda etapa, que incluye la siembra de cultivos no tradicionales para producir bioetanol en áreas cerradas del relleno sanitario de Villa Domínico (partido de Avellaneda, Buenos Aires) que no pueden ser usadas con especies destinadas a la alimentación.
Según indicó a InfoUniversidades Marta Zubillaga, responsable del proyecto junto a Silvia Ratto, “lo importante es pasar del biodiesel generado con granos (que podían servir como alimentos), a la utilización de la celulosa, la parte verde de la planta, que no es comestible. Así, la iniciativa permite aprovechar un área que no se utiliza para la producción de alimentos, como es el relleno sanitario, y destinarla a un cultivo proveedor de energía, que no implica riesgos para la salud humana. Al mismo tiempo, la planta que crece en ese sitio también ayuda a regenerar el ambiente”.
“Avanzamos con el estudio de dos cultivos ligno-celulósicos (Panicum virgatum y Pennisetum purpureum Schum), que se caracterizan por su adaptación a diversas condiciones edáficas y climáticas, su alta capacidad fotosintética y su resistencia a sequías. Además, tienen excelentes índices de conversión de materia seca a etanol (250-400 l mg-1)”, continuó a Zubillaga.
También se gestiona la importación de la especie Miscanthus x giganteus, que ya mostró respuestas muy favorables en diversos países y que se adaptaría a las condiciones de los rellenos. “La dificultad es que no se comercializa en Sudamérica y se importa en volúmenes que superan en mucho las demandas del ensayo de la facultad”, agregó la docente.
“Después de varias averiguaciones, logramos contactarnos con un proveedor que accedió a donarnos tres rizomas de Miscanthus. Estamos haciendo todos los trámites en el SENASA para introducirlas al país, multiplicarlas con la técnica de micro propagación y sembrarlas en parcelas experimentales. Estamos interesados en trabajar con esta planta porque, con más de dos metros de altura, produce mucha biomasa”, apuntó Ratto.
Otra alternativa para la utilización de áreas de relleno sanitario es el desarrollo de paquetes tecnológicos para la implantación de especies forestales, arbustivas y cespitosas en aéreas de recreación. “Comenzamos a hacer ensayos in situ, implantamos especies cespitosas tropicales para estudiar su adaptación al medio y la posibilidad de uso del relleno cerrado para canchas de golf. Esta opción ya fue probada y se difunde en el sudeste asiático”, dijo Zubillaga.
En estos tres años de trabajo con el CEAMSE también se avanzó con la tarea de compostaje de residuos orgánicos y se generó un producto de calidad, probado en distintos ensayos, que se inscribió en el SENASA para su comercialización. “Este compost es utilizado en numerosas investigaciones para la formulación de sustratos para la floricultura y horticultura, recuperación de suelos degradados y como enmienda. Seguirán realizándose pruebas para certificarlo, lo cual favorecerá su llegada a distintos mercados”, concluyó la docente.