El miedo a la asistencia odontológica constituye un obstáculo que
interfiere la consulta dental del paciente. A partir de esta
confirmación, investigadores crearon una escala de exploración del miedo
a la consulta odontológica y de las estrategias recomendables para
disminuirlo.
Este temor es una de las causas que perjudican la salud dental, por la
postergación que se produce en hacer la consulta inicial y la
continuidad de un tratamiento, lo que provoca que se agudicen las
enfermedades bucodentales. Además, el miedo del paciente influye en el
odontólogo: aumenta su estrés, prolonga las sesiones de consulta y
aumenta la sensación de ineficacia por no resolver los temores del
paciente, según el informe del equipo investigador que encabezó Sonia
Martí.
Con este diagnóstico, advirtieron la necesidad de hacer una evaluación
previa del estado emocional del paciente para planificar una estrategia
de abordaje específica de su caso, que disminuya el temor.
“La investigación para la creación de una ‘escala de miedo’ a la
atención odontológica surgió como una necesidad en la asignatura
Psicología Odontológica, como parte de la enseñanza de las técnicas más
adecuadas para disminuir la ansiedad y el dolor
-señaló Martí a InfoUniversidades-. Nuestro objetivo fue identificar
cuáles eran los procedimientos o actitudes que conducen a que el
paciente sienta temor al dolor. Para ello, administramos tres pruebas
piloto hasta lograr la creación de la escala final, que se encuentra en
proceso de administración”, agregó.
Según el estudio, las emociones que se presentan con mayor frecuencia en
la consulta odontológica corresponden al miedo y su vinculación con la
ansiedad, la angustia y el enojo. “La odontología es una de las
especialidades médicas que más sentimientos de ansiedad o miedo general
despiertan. Estos sentimientos provienen de experiencias negativas o por
influencia del entorno”, explicó Martí.
El miedo y la ansiedad son denominadores comunes que muchos pacientes
esgrimen para no acudir de forma regular al dentista. Según estadísticas
difundidas por los investigadores, en algunas sociedades el 30% de la
población tiene algún miedo odontológico.
Algunas investigaciones registran que los tratamientos de endodoncia y
las extracciones dentales son los que mayores niveles de miedo tienden a
desarrollar. La mayoría de los temores están relacionados con lo que
podría considerarse como “mala praxis profesional” y le siguen los que
tienen relación con el trato humano que el profesional brinda al
paciente. También existe el temor a la infección provocada por los
instrumentos o que le lastimen los labios.
“Las emociones como ansiedad, depresión, miedo, ira, afectan la
vulnerabilidad de las personas a contraer enfermedades. El bienestar
mental se basa, en parte, en la ilusión de invulnerabilidad y la
enfermedad rompe esa ilusión. La pérdida de esa ilusión genera sensación
de debilidad, impotencia y miedo”, continuó Martí.
Conclusiones parciales
Para medir los niveles de miedo, los investigadores diseñaron una
encuesta bajo el formato de escala, que validan en pacientes adultos que
asisten a los consultorios de la Facultad de Odontología. Según
observaron, existe un porcentaje de personas al que no le es indiferente
la consulta al odontólogo, ya que la mayoría manifestó que su
comportamiento se alteraba en forma de inquietud, susto, miedo o pánico.
En un segundo nivel de análisis, descubrieron que la experiencia
negativa fue mayor en mujeres que en hombres (58% más). También, que
ellas recurren más al odontólogo que ellos, lo que implica que están
preocupadas por su salud bucal. El tercer nivel de la escala indaga en
la presencia del miedo y su intensidad, graduado en las categorías
‘nada’, ‘poco’, ‘bastante’ y ‘mucho’. Los pacientes que en la prueba
piloto respondieron que sentían “mucho miedo” manifestaron la
posibilidad de sentir dolor, de que se los trate bruscamente, de que se
quiebre un diente o que se equivoque de diagnóstico.
En tanto, los encuestados consideraron que sentían “bastante miedo” al
hecho de que no se tenga en cuenta el estado general de salud, ni los
medicamentos que toma, como así también ser revisados sin guantes o que
no se los cambie, que se les transmita una infección, que puedan ser
lastimados, que les toquen un nervio, que se les pase la anestesia sin
haber terminado el tratamiento o que les realicen intervenciones sin su
consentimiento.
“Un 55% de los pacientes que respondió que sentía mucho o bastante miedo
sugiere que siempre le gustaría ser tratado en forma comprensiva, que
se tengan en cuenta las experiencias previas, como el estado físico y
emocional actual, que se respeten los tiempos personales para asimilar
un tratamiento, y que se le anticipe lo que puede llegar a sentir. El
40% de ellos recomienda que se le explique los procedimientos que el
odontólogo va a realizar”, finalizó Martí.