Emanuel Pujol (Agencia CTyS) – En 2007, surgió un héroe amigable para los niños del Noroeste argentino: el Yogurito. Sus cualidades casi mágicas permiten reducir en un 50 ciento la incidencia de las infecciones intestinales y respiratorias, a solo una semana de comenzar a consumirlo.
Pero, el igual que Superman, el Yogurito tiene un debilidad, su propia kriptonita: no soporta la temperatura ambiente, por lo que debe ser resguardado en una cadena de frío. Debido a ello, este titán no puede llegar a las escuelas ubicadas en la zona de montaña, porque se hace muy dificultoso su transporte a diario y hay escuelas que no poseen heladeras adecuadas para poder almacenarlo.
Así, el Yogurito precisaba de un súper amigo que los investigadores del Centro de Referencia en Lactobacilos (CERELA-CONICET) también se encargaron de desarrollar.
En efecto, los científicos tomaron el elemento X que hace poderoso al Yogurito: la bacteria Lactobacillus rhamnosus CRL 1505 e iniciaron estudios para desecarla y luego incorporarla en un alimento de fácil conservación y que también forma parte del desayuno de los escolares.
La directora del CERELA, la doctora Graciela Font, comentó a la Agencia CTyS que el desafío fue “lograr el secado de la cepa y así poder agregarla en la leche chocolatada, para extender sus beneficios a las escuelas de difícil acceso, hasta donde no era posible transportar el Yogurito”.
Sobre el desarrollo de la versión deshidratada del probiótico (Biosec), la doctora Susana Álvarez, responsable del laboratorio de Bioquímica y Clínica Experimental del CERELA, valoró que “al lograr un producto de fácil conservación, es posible entregarlo en las zonas de montaña del Noroeste argentino y ésta es otra estrategia para estar más cerca de cumplir el sueño de llegar a todas las escuelas del país”.
Al igual que en el Yogurito, el microorganismo deshidratado y suspendido en la leche chocolatada caliente previene cerca del 50 por ciento de las infecciones intestinales y respiratorias, a partir de los pocos días de comenzar a recibirlo.
La científica Martha Nuñez, a cargo del laboratorio Experimental de Alimentos del CERELA detalló que “esta bacteria puede soportar una temperatura de 60º C durante más de 20 minutos, por lo que no pierde su viabilidad ni su efecto probiótico en el tiempo en que los chicos reciben el desayuno”.
Núñez estuvo a cargo de establecer la dosificación que era necesaria para asegurar la misma efectividad de la cepa en la leche chocolatada que en el Yogurito. “Con poner una cucharadita del microorganismo desecado en 10 litros de leche chocolatada nos aseguramos que el niño reciba la misma concentración de la bacteria probiótica”, comentó a la Agencia CTyS.
Con el objetivo de que este probiótico llegue a todo el país en el menor tiempo posible, la doctora Susana Álvarez observó que “comercializar los productos hubiera sido, aparentemente, la manera más fácil y rápida, pero la intención es que el Estado lo distribuya gratuitamente y así llegue a quienes no podrían pagar su precio si estuviera en las góndolas de los supermercados”.
Solamente en Tucumán, provincia en que está radicado el CERELA, cerca de 100 mil chicos reciben el Yogurito y otros 100 mil la leche chocolatada con la suspensión del probiótico en polvo.
Su distribución también ha comenzado en San Juan y Santiago del Estero. Asimismo, con la supervisión del INTI, se construye con celeridad una planta lechera en Chaco, que también producirá el yogur probiótico, para extender el beneficio a escolares del Noreste del país.
El ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, Lino Barañao, destacó al Yogurito como un caso emblemático: “Es un desarrollo que realizó el CONICET, y que, a través de la coordinación del ministerio de Desarrollo Social, del ministerio de Trabajo y el aprovechamiento del aporte de las cooperativas, permitió llegar a los comedores escolares con un producto que mejora notablemente la salud de los chicos, que es una cuestión prioritaria”.
En este sentido, la presidenta del CONICET Marta Rovira subrayó en diálogo con la Agencia CTyS: “Para mí es un orgullo el Yogurito y el Biosec, que ya se están repartiendo en varias provincias y seguirán avanzando en su distribución en la medida en que más regiones se interesen”.
Los súperamigos del Yogurito y la leche chocolatada probiótica
La directora Graciela Font anticipó que, prontamente, el CERELA buscará
incorporar la cepa Lactobacillus rhamnosus CRL 1505 en postres o jugos
de frutas.
Si bien la distribución de este probiótico se mantuvo dentro del ámbito de programas sociales, ya en una segunda etapa, que podría comenzar en el 2012 o 2013, el CONICET establecería acuerdos con empresas para que también puedan incorporar la bacteria probiótica en diversos productos.
Al respecto, la doctora Font analizó que “así se lograría cubrir otro aspecto social, porque los beneficios también estarían al alcance de los ancianos, embarazadas y familias en general”.
Sobre su capacidad para reducir infecciones intestinales y respiratorias, la investigadora Álvarez aseguró que “a partir de la primera semana de ingerir la leche chocolatada o el Yogurito, ya se puede notar el efecto probiótico”.
Su alta efectividad fue demostrada en un estudio clínico realizado en el 2007. En ese momento, se observaron las infecciones respiratorias e intestinales en un grupo de 300 niños que asistían a comedores infantiles. A la mitad de ellos se le dio Yogurito, y a la otra mitad se les administró un placebo, es decir, un yogur exactamente igual, pero que no tenía incorporado el Lactobacilus rhamnosus CRL 1505.
Los resultados fueron elocuentes: “Se pudo observar que los chicos que no recibieron el Yogurito sufrieron entre un 40 y un 50 por ciento más de infecciones intestinales o respiratorias”, precisó Álvarez.
En el 2012, el Yogurito también será producido en el Chaco
A mediados del año próximo, abrirá una planta lechera en la localidad
chaqueña de Villa Ángela, que procesará 10 mil litros de leche diarios y
también el Yogurito, de manera que este alimento comenzará a ser
entregado a los niños de las escuelas del Noreste del país.
La construcción de esta usina láctea cuenta con la supervisión del INTI, que participó en el diseño de la estrategia para reactivar la actividad de los productores locales que fueron abandonados durante la expansión de las políticas neoliberales y que, a partir del año próximo, tendrán asegurada la venta de la leche cruda.
El director de INTI Lácteos, Roberto Castañeda, comentó a la Agencia CTyS que “en el Chaco había dos usinas lácteas, las cuales fueron compradas por grandes grupos económicos, que las cerraron y se apoderaron del mercado, haciendo que los productores de la provincia quedaran relegados, porque nadie les iba a comprar”.
Por su parte, el coordinador de la Unidad Operativa NEA del INTI, Remigio Colcombet, agregó que “aquellas dos plantas lecheras funcionaban a pleno y abastecían a todo Chaco, e incluso zonas de Corrientes y Formosa”.
Luego de aquel desmantelamiento, la planta de Villa Ángela producirá leche pasteurizada, queso, cremas y también el Yogurito, con el objetivo de expandir su distribución a los chicos de las escuelas y hospitales del Noreste de la Argentina.
Fuente: CTyS
http://www.ctys.com.ar/index.php?idPage=20&idArticulo=1578