Fuente: http://infouniversidades.siu.edu.ar/
Las medicinas tradicionales pueden articular su terapéutica con las alternativas. Un proyecto de investigación examina los aspectos que intervienen en los procesos de selección y combinación terapéutica en las áreas metropolitana, de Cuyo y del NOA según los diferentes sectores sociales y las diferencias culturales y étnicas. Se llevó a cabo un trabajo de campo en ámbitos rurales y urbanos que analizó la relación entre lo social y los procesos de enfermedad y terapia.

El proyecto, dirigido por la Dra. Mercedes Saizar, indaga en la articulación entre las experiencias de la enfermedad y la sanación con factores culturales, socioeconómicos y estilos de pensar. Es decir, en la complementariedad terapéutica entre la biomedicina y las medicinas alternativas, a partir de factores como la disponibilidad de los servicios de medicina tradicional, sus límites, los conflictos derivados de las diferencias entre el paradigma biomédico y el paradigma psicosociocultural de la atención de la salud y la identidad religiosa de los usuarios, entre otros aspectos.

“La línea de investigación de nuestro proyecto se vincula a la antropología médica y complementariedad terapéutica, y da cuenta no sólo del consumo de las terapias alternativas sino de las reflexiones sobre la etiología de la enfermedad, asociadas a la manera en que la terapia es entendida, buscando rescatar la perspectiva del actor social”, señala a InfoUniversidades, Mercedes Saizar, directora del proyecto.

Con este objetivo, se hizo hincapié en el uso de medicinas tradicionales en el NOA y Cuyo y de terapias alternativas en áreas urbanas, que poseen una mayor concentración de opciones disponibles. Además, se registró el consumo según las características de la población. El equipo trabajó con personas que utilizan las terapias alternativas con cierta recurrencia, indagando en el motivo de estas selecciones (búsqueda de bienestar general o de sanación específica en la atención de una enfermedad puntual), si existe la combinatoria con la biomedicina, autotratamiento, medicina religiosa.

“Encontramos personas de los sectores denominados ‘bajos’, que acceden a estas terapias en espacios públicos y gratuitos. Por lo tanto, preferimos hablar de ‘estilos de pensar’, un concepto de la antropóloga Mary Douglas, que permite salirse de la categoría sociológica más tradicional, asociada a las clases sociales por los niveles de ingreso económico y de instrucción, para agrupar a las personas según las motivaciones de su elecciones y el estilo de pensar la salud y la enfermedad vinculadas, en este caso, a las terapias alternativas” explica la doctora Saizar.

El proyecto produjo avances en el conocimiento del funcionamiento de las medicinas tradicionales, a partir de la relación de la biomedicina con otras prácticas terapéuticas (autotratamiento, reiki, reflexología, yoga, arteterapia) y del análisis de los distintos motivos de selección y estrategias de complementariedad terapéutica de los usuarios. El resultado de este abordaje es enriquecedor dado que rompe con el presupuesto de los perfiles sociológicos tradicionales que relacionan el consumo de estas prácticas con los sectores medios y altos de áreas urbanas y alto poder adquisitivo.

Al respecto, la investigadora indica: “Observamos que el yoga, la reflexología o el reiki son prácticas aceptadas y llevadas a cabo en todos los sectores socioeconómicos, con ofertas de menor costo y hasta gratuitas en espacios poco asociados a ellas como clubes de barrio, centros de jubilados y parroquias. En esta operatoria hay una resemantización de las nociones ligadas a las tradicionales de Oriente que se manifiestan en nuevos corpus de prácticas, saberes y, por supuesto, nuevas formas de pensar la salud, la enfermedad y la terapia”.

Los miembros del equipo de investigación del proyecto, además, llevan a cabo acciones de transferencia como resultado del trabajo. En este sentido, realizan tareas de asesoramiento a profesionales médicos en temáticas de salud intercultural y su impacto en el proceso de atención de la salud en diferentes ámbitos como el Tren Hospital Pediátrico ALMA, la Asociación de Reflexólogos de Buenos Aires, la Asociación de Cuidados Paliativos de Buenos Aires o el Hospital Pediátrico Gervasoni del partido de Malvinas Argentinas.

“Realizamos transferencias con los biomédicos que se interesan por nuestra perspectiva de trabajo. Por ejemplo, capacitamos a los profesionales que trabajan en el Tren Hospital ALMA quienes, cuando viajan, se encuentran con una realidad muy diferente a la de la ciudad de Buenos Aires o el Conurbano, donde trabajan. Explicamos las claves culturales para hacer más cercana y eficaz la relación médico-paciente y trabajamos con equipos de cuidados paliativos para pacientes oncológicos tras recabar, como parte de nuestra investigación, las narrativas del cáncer. Intentamos ser traductores de la perspectiva de los usuarios, hacer explícitas algunas reacciones de los pacientes que resultan difíciles de comprender, otros estilos de entender la enfermedad que están poco aceptados en la biomedicina”, dice la investigadora.

El proyecto produjo además la publicación de dos libros: “De Krishna a Chopra. Filosofía y Prácticas del Yoga en Buenos Aires”, de la Dra. Mercedes Saizar, que analiza cómo las prácticas del yoga en el área Metropolitana de Buenos Aires llegan a todos los sectores socioeconómicos y “Morir en casa. El cuidado en el hogar en el final de la vida”, de la Dra. Natalia Luxardo, miembro del equipo de investigación, en el cual se realiza un análisis de las experiencias de pacientes de enfermedades terminales y de sus familias, a través de sus narrativas, desde la perspectiva y la vivencia de la enfermedad, el dolor y la muerte.

El proyecto, llamado “Medicinas tradicionales y alternativas en el área Metropolitana, NOA y Cuyo”, pertenece al Área Transdepartamental de Folclore del IUNA y se lleva a cabo desde 2007 en convenio con el Centro Argentino de Etnología Americana. El equipo de investigadores planea su continuidad en otros aspectos del uso de las terapias alternativas en complementariedad con la biomedicina.

“Tenemos proyectado empezar a trabajar más profundamente en las políticas de bienestar, o sea la relación que existe entre el Estado y el usuario. Nos interesa analizar de qué manera eso se conjuga, cómo el Estado tiene en cuenta la existencia de otras terapias y aprovechar que este recurso respeta la perspectiva de los nativos y usuarios de cada lugar. En las primeras aproximaciones observamos que hay una aceptación en los márgenes y de manera ‘domesticada’, es decir, que se incorporan las medicinas alternativas al sistema de salud público despojándolas de elementos que podrían considerarse ‘esotéricos’ para apropiarse sólo de la técnica”, concluye Saizar.

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Betina Bróccoli
Prensa y Difusión - Secretaría de Desarrollo y Vinculación Institucional
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