El mejoramiento genético de pasturas nativas abre la posibilidad de generar cultivares productivos y con buen valor nutritivo. En el tema trabajan investigadores de la UNE, quienes apuntan a incrementar la producción de carne y leche en el nordeste a partir de la productividad de pastizales naturales. En la región hay múltiples especies de gramíneas (pastos) y leguminosas con potencial forrajero.

En la región nordeste del país existe la necesidad de incrementar la productividad de los sistemas de producción de carne y leche vacuna. Es por esto que un grupo de investigadores trabaja en el mejoramiento genético de pasturas nativas, dado que, en la actualidad se cultivan en la zona pasturas africanas que muestran serios problemas de adaptación. La intensificación de los sistemas de producción vacuna en la región impactaría positivamente en el aspecto social, al aumentar el requerimiento de mano de obra local.

El equipo de investigadores determinó que el género Paspalum de gramíneas es uno de los grupos taxonómicos con mayor potencial debido a su buena producción de forraje, la tolerancia al pastoreo y la variabilidad genética del área. El doctor Carlos Acuña, a cargo de la investigación, indicó a InfoUniversidades que, en general, “estas especies presentan un sistema reproductivo complejo que incluye citotipos diploides sexuales y poliploides sexuales o apomícticos. La apomixis es un tipo de reproducción asexual por semillas, que origina descendientes genéticamente idénticos a la planta madre”.

Las etapas que realizan normalmente las plantas para la reproducción sexual no son las mismas que llevan a cabo las plantas apomícticas, dado que estas no reducen a la mitad el número de cromosomas durante la formación de las células reproductivas. Tampoco llevan a cabo la fecundación y es así que los embriones se originan a partir de células maternas y dan lugar a la nueva semilla que contiene a un individuo idéntico a la madre. Además, los descendientes conquistan nuevos ambientes ya que no permanecen cercanos a la planta madre, y no compiten con ella por recursos, debido a la dispersión de las semillas.

La capacidad de esta característica del género Paspalum para fijar híbridos con cualidades forrajeras superiores es uno de los aspectos analizados por los investigadores. El análisis apunta a identificar grupos de individuos que, al cruzarse, produzcan progenie con un vigor superior en función del interés agronómico. Los cruzamientos se llevaron a cabo entre diciembre de 2009 y abril de 2011, recordó el docente e investigador del Conicet.

Líneas de trabajo

“A partir del uso de marcadores moleculares y características morfofiológicas, analizamos la variabilidad genética contenida entre las poblaciones nativas de Paspalum y dentro de ellas”, indicó el doctor Acuña y agregó: “Además de la variabilidad genética, el objetivo del trabajo fue estudiar el vigor híbrido resultante de cruzamientos entre padres con distintos grados de parentesco”.

Al respecto, en el grupo de trabajo de la Facultad de Ciencias Agrarias integrado por Camilo Quarin, Eric Martínez, Francisco Espinoza y Mario Urbani “hace más de 20 años se estudian los sistemas genéticos en distintas especies de Paspalum”. En el Instituto de Botánica del Nordeste existe un banco de germoplasma en el cual se guarda material vegetal como semillas y plantas vivas para desarrollar las investigaciones. “Incluso, en el grupo se liberaron dos cultivares de pasto llamados Cambá FCA y Chané FCA”, dijo Acuña; a la vez que explicó que se trata de materiales pioneros en el NEA.

“Este proyecto aspira a generar información de interés internacional acerca del potencial del carácter apomixis para el mejoramiento de gramíneas y sobre la efectividad del uso de marcadores moleculares como una herramienta para el mejoramiento de cultivos. En forma paralela, se pretende iniciar un programa de mejoramiento genético basado en la hibridación y fijación de híbridos apomícticos que responda a una necesidad regional de primera importancia socioeconómica”, resaltó el ingeniero.

Impacto socio-económico y productivo

“Existe el potencial de aumentar la productividad animal de estos sistemas a través del uso de cultivares forrajeros mejorados. Sin embargo, el proceso de mejoramiento genético de forrajeras consiste en múltiples fases y es extenso”, evaluó Acuña y agregó que “estos potenciales cultivares también tendrían impacto a nivel internacional, debido al interés de otras regiones del mundo en evaluar nuevas variedades desarrolladas para ambientes con similares características. Por ejemplo, una de las instituciones interesadas en nuevas variedades de especies de Paspalum es el programa de mejoramiento vegetal de University of Florida”.

“En la actualidad, los sistemas de producción vacuna del nordeste argentino ocupan enormes extensiones que requieren escasa mano de obra. La incorporación de pasturas cultivadas va a requerir de un manejo semi-intensivo del sistema productivo, lo cual resultaría en más puestos de trabajo y en el requerimiento de mano de obra más capacitada”, subrayó Acuña, quien realizó su maestría y doctorado en la Universidad de Florida, Estados Unidos, y fue galardonado académica y científicamente por sus investigaciones en mejoramiento genético de cultivos forrajeros en varias oportunidades en ese país.

Juan Monzón Gramajo
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Laura Duarte Galarza
Departamento de Comunicación Institucional
Universidad Nacional del Nordeste