El prototipo está destinado especialmente a poblaciones aisladas y de escasos recursos económicos. Es portátil, fácil de utilizar y se prevé que tenga bajo costo. Apunta a detectar trastornos infecciosos, particularmente, el mal de Chagas y la brucelosis. Nadia Luna (Agencia CTyS) - Ir al médico puede ser una
experiencia traumática por varios motivos. Recibir malas noticias,
realizar infinidad de trámites, esperar largas horas, asistir a
numerosos especialistas… Y para las comunidades aisladas de las grandes
ciudades esto suele ser aún peor debido a que, muchas veces, no tienen
un hospital cerca y los centros de salud no cuentan con el equipamiento
necesario.
A raíz de esta necesidad, el Instituto Nacional de
Tecnología Industrial (INTI) desarrolló un prototipo de detección de
enfermedades infecciosas que permite realizar un diagnóstico rápido en
humanos y animales. El dispositivo es portátil, fácil de manejar y se
prevé que sea de bajo costo, para posibilitar su uso en hospitales y
centros de atención primaria de escasos recursos económicos.
“Probamos con varias enfermedades, pero esencialmente nos centramos en dos: mal de Chagas y brucelosis”, explica a la Agencia CTyS el
doctor en Química del INTI Carlos Moina. “El medicamento que suele
utilizarse para el chagas tiene muchos efectos colaterales pero a veces
no es posible realizar un seguimiento de la evolución de los pacientes
debido a que muchos viven lejos de un hospital. Entonces, la idea es que
pueda haber un dispositivo hasta en los centros de atención primaria
más aislados”.
En cuanto a la brucelosis, los investigadores
apuntan a que los tambos también puedan contar con un dispositivo para
detectar la enfermedad en el ganado. El desarrollo del prototipo fue una
experiencia multidisciplinaria, en la que se combinó la nanotecnología,
electroquímica, bioquímica, electrónica y diseño industrial.
El
funcionamiento del dispositivo se basa en la formación del complejo
antígeno-anticuerpo. Primero, los biotecnólogos se encargan de producir
los antígenos, proteínas específicas para cada enfermedad. “Luego, se
moviliza esa proteína en nanopartículas magnéticas que se pondrán en
contacto con el suero o la sangre de la persona o animal en cuestión. Si
está infectado, se formará el complejo antígeno-anticuerpo. Este
procedimiento se conoce como inmunoensayo”, precisa Moina.
El
aparato es controlado y alimentado a través de una conexión USB, pero
también se están diseñando versiones alimentadas con corriente de línea
y, más adelante, se pretende probar, con celdas solares, ya que sería
ideal para las poblaciones alejadas de la red de tendido eléctrico.
Hace
poco, el Fondo Argentino Sectorial del Ministerio de Ciencia,
Tecnología e Innovación Productiva aprobó un proyecto para desarrollar
más prototipos, junto al Instituto de Investigaciones Biotecnológicas de
la Universidad Nacional de San Martín y tres empresas, con el objetivo
de probarlos y validarlos antes de llegar a la etapa de
comercialización.
“Calculamos que la validación nos va a llevar
todo 2012. Se necesitan probar entre 300 y mil sueros aproximadamente, y
también tiene que ser autorizado por la ANMAT y el SENASA, los
organismos reguladores”, concluye el químico.