Los efectos letales provocados en diversas especies de anuros
refleja un alarmante grado de deterioro ambiental en la provincia de
Córdoba, así lo demostró un estudio realizado por la doctora Clarisa
Bionda que tuvo como objetivo analizar la dinámica de los ensambles y la
demografía
de las poblaciones de anfibios asociadas a agroecosistemas de la región
central de la provincia. “A través de este estudio buscamos evaluar de
qué manera los agroecosistemas de Córdoba afectan a las poblaciones de
anfibios”, explicó a InfoUniversidades la profesional.
Los anfibios son considerados una especie bioindicadora, es decir, son
organismos que sirven para evaluar variaciones en la calidad ambiental,
tanto por sus características morfofisiológicas como por sus
requerimientos de hábitats acuáticos y terrestres en condiciones
óptimas, por lo que son más susceptibles que otros vertebrados. Ante los
cambios producidos en su entorno (contaminación, cambios de
temperatura, períodos de sequía, sobrepastoreo, etc.) se pueden observar
cambios directos en sus patrones de supervivencia y reproducción.
La bióloga indicó que, en los hábitats donde hay presencia de cultivos,
se generan ambientes inestables para los anfibios y que las zonas donde
se desarrolla la ganadería de manera intensiva son las que presentan
mayor deterioro del ambiente. Al ser lugares donde se modifica el
paisaje, producto de la actividad agrícola-ganadera y de las
consecuencias de que no se roten los cultivos, los agroecosistemas
generan ambientes inestables para los anfibios. “Esto implica que año
tras año exista cada vez menor número de especies y menos cantidad, es
decir, se ve afectada su demografía y habría que analizar si esto podría
llevar a la extinción de las especies”, dijo Bionda.
Según la investigadora, los datos obtenidos indicaron que el deterioro
ambiental producido por los agroecosistemas en la provincia de Córdoba
impacta en la supervivencia de los anuros (ranas y sapos) y provoca una
reducción en el tamaño de sus poblaciones. “El avance de la frontera
agrícola produce efectos letales sobre los ensambles y determinadas
especies de anfibios que habitan estos ambientes”, expresó Clarisa
Bionda.
Estudios de este tipo contribuyen a evaluar los factores que participan
en la declinación de los anfibios, ya que a nivel mundial se registran
disminuciones en las poblaciones de especies en todo tipo de
ecosistemas, lo cual ha sido catalogado como una de las amenazas más
críticas a la biodiversidad global.
El estudio
Bionda señaló que los muestreos fueron realizados en cuatro sitios,
ubicados en los alrededores de la localidad de Río Cuarto (33º 08’ S,
64º 24’ W, 434m a.s.l.). “La región se caracteriza por tener clima
semiseco, con tendencia a semihúmedo de las planicies; invierno térmico
de llanura y de piedemonte.
Las lluvias máximas ocurren durante el período que abarca desde octubre
hasta marzo, con una media anual de 784 mm”, detalló la investigadora y
destacó que “los sitios presentan distintos grados de alteración, de
acuerdo a la actividad agrícola-ganadera observada en cada uno de
ellos”.
Los métodos utilizados para el registro de los anfibios fueron trampas
de caída y relevamientos por encuentros visuales. Los muestreos ser
realizaron con frecuencia semanal para la época de mayor actividad de
los anuros y quincenal o mensual para la época de menor actividad
(temperaturas frías). Fueron medidas en cada uno de los sitios de
muestreo las variables climáticas (temperaturas, precipitación) y las de
hábitat (calidad del agua, profundidad de las lagunas). A cada
individuo capturado se le registró la longitud hocico-cloaca y el peso.
Para las especies más representativas se midieron distintas variables en
las puestas de huevos y se realizaron capturas de larvas, para
registros morfométricos, patrón de crecimiento, condición corporal y
dieta.
Además, para estas mismas especies, se obtuvieron frotis sanguíneos
para la evaluación de la inestabilidad genética. Se realizó una
descripción de los ensambles y poblaciones de anuros y se llevó a cabo
el cálculo de las tasas de supervivencia por clase de edad. Con los
datos de fecundidad y tasas de supervivencia se realizaron proyecciones
poblacionales a 30 generaciones. En los sitios de muestreos fueron
registradas cinco familias y ocho especies de anuros.