La almeja de agua dulce, Diplodon Chilensis (bivalvia), es una especie
abundante en ríos y lagos cordilleranos, tanto de la patagonia argentina como
chilena. Son organismos filtradores y se alimentan de algas, bacterias y
materia orgánica.
“Estamos utilizando estos organismos para disminuir los niveles de bacterias
coliformes fecales y materia orgánica aprovechando su gran capacidad
filtradora, y así poder biorremediar el agua de ríos y arroyos contaminados por
efluentes cloacales”, explica a la Agencia CTyS Iara
Rocchetta, doctora en Ciencias Biológicas e investigadora del CONICET.
Uno de los estudio reveló que las descargas excesivas de efluentes urbanos, en
las cercanías de los bancos de almejas, provocaban daños a nivel metabólico,
deteriorando el estado general del organismo. “Para aumentar y estimular el
sistema inmune de D. Chilensis, los estamos alimentando con cultivos
de Euglena gracilis. Esta microalga tiene como sustancia de reserva el
paramilon, un carbohidrato estimulante del sistema inmune”, apunta la
científica, en referencia al microorganismo extraído del Matanza-Riachuelo.
“La idea de darle Euglena surgió como necesidad de aumentar las defensas, para
que las almejas estén más fuertes, con un sistema inmune más elevado y toleren
mejor el agua contaminada”, aclara la bióloga.
En la ciudad de San Martín de Los Andes, el arroyo Pocahullo colecta
efluentes provenientes de descargas urbanas con y sin previo tratamiento y
vierte sus aguas directamente al lago Lacar. Con el aumento repentino de la
población comenzaron a detectarse procesos de contaminación reflejados en el
estado de los organismos que habitan estos cuerpos de agua.
Una dieta orgánica
Estos bivalvos son excelentes depuradores por su gran capacidad de filtración.
“El aumento desmedido de nutrientes, como el nitrógeno y el fósforo,
vertidos por los efluentes urbanos pueden causar la aparición desmedida de
algas nocivas, como la especie Microyistis sp, pudiendo provocar
severos daños en la región, tanto en peces como en otros organismos. Diplodon
es capaz de disminuir la cantidad de nutrientes y coliformes fecales actuando
como un filtro biológico y biorremediando el agua”, detalla Rocchetta.
Los científicos compararon respuestas metabólicas de las almejas, expuestas a
sitios del arroyo, con distintos grados de contaminación, en particular de tipo
cloacal. “Nuestros resultados mostraron no solo que este organismo es útil en
el campo de la remediación de aguas sino que también es un excelente organismo
centinela ya que manifiesta algunos cambios metabólicos en condiciones de
contaminación incipiente pudiendo detectar procesos de contaminación
tempranos”, concluye Rocchetta.
Diplodon chilensis no sólo libera el ambiente acuático de bacterias fecales,
sino que estudios recientes demostraron que, además, es capaz de bioacumular
metales cuando están presentes a bajos niveles de concentración. “Este bivalvo
juega un rol muy importante en los ecosistemas acuáticos patagónicos, es
importante conocer su biología para un correcto uso en el campo de la
biorremediacion”, concluye Rocchetta.
Así, estas curiosas almejas o “cholgas de agua dulce”, como se las llaman en la
región, muchas veces usadas para adornar los umbrales de las ventanas,
pueden servir para preservar uno de nuestros principales recursos: el agua.
Fuente: Agencia CTyS