Investigadores de la UNL ensayan usar insectos infectados. Esta estrategia —al mejor estilo caballo de Troya— es una alternativa al uso de productos químicos.

Investigadores de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) ensayan desde hace un año métodos alternativos para combatir una especie de parásitos de plantas. Con el objetivo de lograr un control biológico de la plaga que disminuye el uso de productos químicos, los expertos idearon una solución alternativa.
Al mejor estilo del enemigo que se infiltra y aguarda sigiloso el momento de atacar, los científicos de la Facultad de Ciencias Agrarias (FCA) infectaron larvas de Galleria mellonella —comúnmente denominada polilla de las abejas o de la cera— con nematodos beneficiosos. Se trata de microorganismos parásitos de la misma familia que la plaga pero que, a diferencia de los nematodos perjudiciales que producen grandes pérdidas económicas, se los considera benéficos.
Se los usa para control biológico por ser nocivos para insectos y otros organismos perjudiciales para la agricultura. “El proyecto consiste en utilizar larvas infectadas de un insecto hospedero como vector de los agentes de control biológico al suelo”, explicó el entomólogo Eleodoro Del Valle, que forma parte del equipo de la que lleva adelante la investigación.
Según el especialista, las pérdidas de cosechas anuales debido a los nematodos parásitos en la producción agrícola mundial, se aproximan al 11%. En términos absolutos, las pérdidas económicas por igual período se estiman en alrededor de 80 billones de dólares.
En el caso de los pimientos, en Argentina el área plantada es superior a 7,5 mil hectáreas, produciéndose 126 mil toneladas de producto.
Durante décadas se ha combatido a los nematodos parásitos mediante la esterilización química de suelos, práctica que comporta efectos negativos para la salud y el medio ambiente. La mayoría de los productos químicos utilizados están prohibidos o tienen su uso restringido. “Lo que intentamos es ofrecer una alternativa adicional a los productores y que sea sustentable. En este contexto, el control biológico de los parásitos con nematodos entomopatógenos aparece como una alternativa promisoria”, destacó.

Parásitos benéficos vs. parásitos perjudiciales
El trabajo que se viene realizando en la FCA surgió de la necesidad de realizar estudios nematológicos en la región central santafesina. La investigación consta de una primera etapa en que se realizará el relevamiento de las especies que están afectando la zona: “Debemos identificar cuáles son los nematodos que causan mayores perjuicios, que están más diseminados y en mayor cantidad”, contó el especialista.
Luego, viene una fase de laboratorio en la que se estudiará el comportamiento de esos nematodos ante diferentes estímulos. Posteriormente, se realizará una fase de control de la “supresión” de nematodos parásitos por parte de nematodos benéficos, tanto en condiciones de laboratorio como en condiciones de campo.
El proyecto evaluará no sólo los niveles de supresión en una situación determinada, sino que también se estudiarán diferentes condiciones de aplicación y de cultivo. A la vez, se procurará recomendar técnicas de aplicación o medidas a ser implementadas por el productor para lograr una mayor eficacia.

Desde adentro
De acuerdo con Del Valle, con el nuevo método se utilizarán cadáveres de insectos como una vía para combatir los organismos perjudiciales, a modo de caballos de Troya que se aplicarán en el suelo a nivel sub-superficial: al salir de las larvas, los nematodos benéficos combatirán a los parásitos.
“Serán organismos en contacto directo con lo que se intenta controlar”, aseguró el investigador.
Al mismo tiempo, con la nueva propuesta se reducen los costos para combatir la plaga, lo que facilitará su implementación por parte de productores de la región
Por último, Del Valle aseguró que será el primer trabajo orientado a controlar poblaciones de nematodos parásitos con nematodos beneficiosos o entomopatógenos en Argentina, y el primero en el mundo en evaluar la eficiencia del método utilizando cadáveres de insectos infectados.

Fuente: Prensa Institucional UNL