Investigadores del Área de Química Ambiental de la UNGS realizan un proyecto para descontaminar ríos con técnicas de biorremediación. Utilizan bacterias que pueden absorber sustancias tóxicas, como metales pesados, de los efluentes industriales de distintas cuencas.
Un grupo de investigadores del Área de Química Ambiental de la Universidad Nacional de General Sarmiento (UNGS) desarrolló un proyecto de investigación para tratar los efluentes industriales de diferentes cuencas mediante la utilización de bacterias que pueden absorber sustancias tóxicas. Este método, conocido como biorremediación, implica el uso de agentes biológicos para tratar suelos y aguas contaminadas.
En la actualidad, diferentes industrias generan contaminación a gran escala con metales pesados que afectan la fertilidad y el uso de los suelos y contaminan los acuíferos y aguas superficiales. Dado que existen bacterias que son resistentes a estos metales y que pueden desarrollarse en su presencia, los investigadores de la UNGS pensaron en aprovechar esta propiedad para limpiar los efluentes.
El primer paso de la investigación fue el aislamiento de este tipo de microorganismos a partir de muestras del Arroyo Las Catonas, del Arroyo Areco y de diferentes puntos del Río Reconquista, como la estación fluvial de Tigre. El estudio, dirigido por Anita Zalts del Instituto de Ciencias (ICI) de la casa de estudios, se centra en la remoción de cadmio, cinc, cobre y cromo de las aguas industriales antes de que éstas sean devueltas al ambiente.
La toxicidad de esos metales depende de su concentración en el medio. "Hay metales que son tóxicos en cualquier concentración, el cadmio, por ejemplo. En cambio, hay otros como el cobre, el cinc y el cromo que, en bajas concentraciones, son necesarios para la evolución normal de los seres vivos -explica Zalts-. Sin embargo, estos metales en concentraciones elevadas, como las que aparecen en los efluentes industriales, comienzan a presentar efectos tóxicos, por eso es importante retirarlos del ambiente?.
De todas las muestras extraídas de la Cuenca del Río Reconquista se aislaron cinco cepas bacterianas, alrededor de las cuales gira la investigación (Pseudomonas veronii, Delftia acidovorans, Klebsiella oxytoca, Klebsiella ornithinolytica y Ralstonia taiwanensis).
Aplicaciones en la industria
Debido a que las bacterias son seres microscópicos resulta difícil separarlas del agua contaminada, de modo que, aunque logren retener el metal, éste continuaría en el medio junto a las bacterias.
"La estrategia con la cual estamos trabajando es poner en contacto a las bacterias con superficies inertes como esponjas de poliuretano, tubos de silicona o membranas de teflón, para que crezcan y formen biopelículas. Una vez que los metales presentes en los efluentes se adhieran a esas biopelículas, la tarea de remoción es sencilla, se retiran las esponjas y queda el agua preparada para su descarga al ambiente", sintetiza Zalts.
En la Argentina, las industrias suelen emplear procesos químicos para remover metales de sus efluentes. Esta metodología, aunque es muy efectiva en casos de alta concentración de metales, puede perjudicar el ambiente. "A veces se agrega cal, por ejemplo, o cosas sólidas que permitan que los metales se adhieran o precipiten. Esto hace que se generen una gran cantidad de barros, que tienen esos metales ahora absorbidos, a los que también hay que tratar. Es decir, no se termina el problema, sino que se generan residuos que pueden ser complicados de tratar", detalla Zalts.
En esta etapa de la investigación se trabaja a escala de laboratorio, pero está previsto en un futuro poder realizar esta tarea con equipos capaces de operar a escala industrial. Una de las características más importantes del proceso biológico de remediación de metales pesados es que no produce daño alguno al entorno. "El sistema con el que estamos trabajando es ambientalmente amigable. Estamos usando bacterias que están en el medio", asegura la investigadora.
(Fuente: Agencia CyTA-Instituto Leloir)