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Manuel Sadosky fue el matemático que trajo la primera computadora que se usó en el país para fines científicos. En su nuevo libro, Pedro Kanof indaga aspectos de su vida que no son conocidos, pero sí centrales para comprender a un hombre que entendió el papel social de la ciencia y la tecnología. 

A Manuel Sadosky (1914-2005​) se lo recuerda por haber sido un pionero de la computación en la Argentina. A principios de los ‘60, fue uno de los impulsores de las acciones que se llevaron a cabo para traer a estas latitudes a “Clementina”, la primera computadora para fines científicos que llegó al país. También creó la carrera de Computador Científico y, tras estar exiliado en los ‘70, regresó al país para integrar el gabinete de Raúl Ricardo Alfonsín. Pero su figura es mucho más amplia, tal como pone de relieve el ingeniero Pedro Kanof en su libro recientemente publicado, que analiza la vasta contribución de Sadosky a la cultura latinoamericana. “Su vida fue un itinerario entre ciencia, tecnología, empeño político por el desarrollo y contra la dependencia”, considera el autor. Y enfatiza en que 
Sadosky fue “uno de los intelectuales más prominentes de la Argentina en el siglo pasado”.

Kanof, quien conoció a Sadosky y fue su amigo durante muchos años, tomó la decisión de revalorizar el legado del matemático, físico e informático hace poco más de una década, cuando se creó en Argentina la Fundación Dr. Manuel Sadosky. En el seno de esta institución público privada que apunta a favorecer la articulación entre el sistema científico- tecnológico y la estructura productiva de Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), se publicó un libro basado en una entrevista realizada a Sadosky en los últimos años de su vida. Kanof sostiene que los resultados de esa publicación no estaban a la altura del científico al que hacían referencia. “Así se lo dije a las personas que habían firmado el libro como compiladores. Entonces hice este libro”, explicó. 

 

Un hombre preparado

El trabajo publicado por Paidós le llevó a Kanof más de tres años y trata de transmitir la idea de que Sadosky se convirtió en uno de los más grandes hombres de ciencia de Argentina, construyéndose desde abajo. “No fue el hijo de un hacendero o de un terrateniente que decidió dedicarse a la ciencia y vivir en una torre de marfil. Era hijo de un inmigrante, trabajó duro y muy seriamente. Una persona muy singular, que se ganó el respeto de todos”, sostuvo. Esto queda de manifiesto en un dato concreto que logró obtener: en las actas de las reuniones del consejo directivo de la Facultad de Ingeniería de Buenos Aires, donde Sadosky realizó sus estudios, su nombre aparece citado cien veces, con diferentes propuestas, mientras que el que le sigue, no llega a sesenta. “Fue uno de los personajes más activos y constructivos en el movimiento estudiantil en los años ‘30. Yo fui su amigo, estudié en la misma facultad 30 años después y él nunca me dijo nada. Era una persona extraordinaria”, indicó Kanof.

¿Por qué recuperar la figura de Sanosky en este 2021? Para el autor del libro, la respuesta es contundente: “porque, en mi opinión, es un héroe nacional por lo que hizo. No por lo de la computadora. Es importante que la gente joven sepa que no es que tuvo un rapto de genio una noche. Estudió el tema diez años antes, se conectó con toda la gente que estaba trabajando con computadoras en Europa y Estados Unidos. En mi libro me esforcé por tratar de mostrar que no surgió el profesor Sadosky de la nada. Él tuvo muchos problemas, perdió el trabajo, tuvo un compromiso político que le creó dificultades. Sin embargo no cedió, siguió adelante y trabajó duro. Creo que en Argentina, hoy, a los jóvenes es importante mostrarles este ejemplo. Explicarles que sentarse sobre los libros es tan difícil como arar la tierra”, consideró.

 

Optimizar recursos

“La Defensa Nacional pasa por las escuelas” es una de las frases que mejor representan el pensamiento de Manuel Sadosky y Kanof la utiliza en el libro. Pero hay otra, menos conocida, que pronunció en una entrevista realizada en 1970 y que adquiere una vigencia notable en la Argentina de 2021: “Hacer ciencia como Vietnam la guerra, con pocos recursos, pero con mucha inteligencia y organización”. “Cuando hay recursos limitados, como pasa en los países a los que se llama pobres, hay que tratar de realizar las combinaciones que permitan obtener los resultados sin copiar lo que hacen los países ricos, porque los países ricos tienen otros problemas. Las problemáticas son distintas, no quiere decir que unas sean mejores que otras, pero cada uno debe en su ámbito responder a las expectativas de la gente que tiene alrededor y resolver sus problemas”, señaló al respecto Kanof.

 

 

Foto: Archivo

 

Tal como dejó bien claro Sadosky en cada una de las acciones que emprendió, hay que tener el ingenio para descubrir las soluciones que son compatibles y responden a las necesidades de la gente. “En cambio hoy, hay muchos científicos pagados por el Conicet que están trabajando solo para escribir artículos de nivel internacional, pero que para los argentinos, para la gente del pueblo, no significan ninguna contribución”, finalizó el auto del libro. 

Autor: Juan Ignacio Novak SEGUIR
Fuente: El Litoral