Investigadores de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) analizan la calidad de los alimentos en lo que respecta a la contaminación. “Los hongos que afectan los granos en la etapa de almacenamiento son los que crecen con valores mínimos de actividad de agua. Existen cerca de 80 mil especies de hongos”, contó a Argentina Investiga la investigadora Lucía Bulacio.
El proyecto de investigación es desarrollado en la Facultad de Ciencias Bioquímicas y Farmacéuticas de la UNR por un equipo de docentes investigadores que decidieron dedicarse a este tema, por un lado, ante la necesidad de encontrar el origen de ciertas enfermedades en animales alimentados con alimentos balanceados y, por otro, a partir de la observación de que en temporadas lluviosas los cereales y oleaginosas se contaminaban. “Conocer el riesgo al que, como población con altos porcentajes de alimentos de este origen, estábamos expuestos motivó nuestro trabajo”, analizó la investigadora.
“Sabemos que, en la actualidad, el almacenamiento de granos se realiza en silos verticales y en silos bolsa, ya que la capacidad de los primeros muchas veces no es suficiente para la magnitud de las cosechas actuales”, puntualizó Bulacio. Según la investigadora, los alimentos se pueden contaminar en cualquier momento y esta contaminación puede alcanzar tanto a los lácteos, como a los cereales y a los alimentos balanceados para animales, entre otros. “Como estamos hablando de hongos, si tenemos un año lluvioso no podemos poner los granos a secar eternamente y ya en el campo vas a tener granos contaminados porque quedan húmedos”, explicó. Y agregó: “En el acopio es más complicado, los silos bolsas pueden romperse y favorecer la contaminación de los granos”.
Sin embargo, según aclaró, pueden usarse tecnologías para el almacenamiento y el procesamiento y tratar, de esa manera, de minimizar la contaminación. “Lo que es fundamental acá es no usar granos contaminados para alimentos, ni para las personas, ni para los animales”, aseguró la investigadora.
Los efectos de esta contaminación en el cuerpo humano son muchas veces acumulativos y dependen de la cantidad de toxinas que se ingieran. Puede ocasionar desde una gran intoxicación, algunas toxinas son cancerígenas, de toxicidad a nivel renal, hepatotóxicas, o de inmunosupresión, es decir, disminución de las defensas. “El consumo de productos con alta concentración de tóxicos puede dar lugar a una intoxicación aguda, según los efectos de la dosis y del tiempo, ya que si la exposición persiste el efecto será crónico”, agregó Bulacio.
El estudio se realizó a través del aislamiento de hongos a partir de 60 muestras de granos almacenados en silos tradicionales verticales, y 30 de silos bolsa. En todos los casos, las muestras se colocaron en bolsas de polietileno, se rotularon y se mantuvieron refrigeradas (2-8º C) hasta el momento de los ensayos.
“De los resultados obtenidos se observa que los hongos proliferan en silos bolsa de forma superior a la detectada en silos tradicionales. La conservación de granos en bolsas plásticas ha sido y es una importante alternativa para la agricultura, ya que brinda una herramienta sencilla, práctica y de bajo costo, pero debe monitorearse la presencia de micotoxinas, de ahí la importancia del control de los granos durante esta etapa”, precisó la científica.
La importancia de esta investigación reside en la posibilidad de lograr alimentos de mayor calidad y concientizar a la sociedad sobre esta temática. “A nivel de consumidor recomendamos que si se consumen productos a granel sea en un lugar de confianza, que sepan dónde compra el vendedor, el lugar que vende productos sueltos, que tenga buenos proveedores. En cuanto a los alimentos de las góndolas de los supermercados, pedimos que se fijen que no estén vencidos, que no estén rotos los envases, que no esté en lugares húmedos”, resumió Bulacio. Y, por otra parte, en cuanto a los productores, se refirió a la importancia de la ética, “qué alimentos usan, y tratar de disminuir los riesgos ya que, por ejemplo, en un año húmedo la contaminación es muy probable”.
Integran el equipo de trabajo, junto a Lucía Bulacio, la docente Clara López, Secretaria de Ciencia y Tecnología de la UNR; y los docentes Rubén D’Espósito, Laura Ramos y Silvana Ramadán.
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