Una especialista en RRHH brindó una charla acerca de los pilares para mejorar la interrelación en las organizaciones. La propuesta fue organizada por la Secretaría de Vinculación Tecnológica y Desarrollo Productivo de la UNL, en la sede Rafaela-Sunchales. En el marco del ciclo “Mujer, Sociedad y Universidad” llevado a cabo en la sede Rafaela-Sunchales de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) se presentó el taller “Inteligencia Emocional e Innovación: dos pilares para la nueva organización”, a cargo de la consultora en recursos humanos Karina Szok. La iniciativa fue organizada por la Secretaría de Vinculación Tecnológica y Desarrollo Productivo de la UNL.
Las instalaciones del Centro Comercial e Industrial de Rafaela y la Región (CCIRR) fueron el marco para que la especialista brinde una capacitación acerca de los nuevos paradigmas en el desarrollo de las estructuras orgánicas de las organizaciones modernas. La actividad destinada a empresas y profesionales del ámbito regional trabajó la inteligencia emocional en la organización; cómo las emociones abren o cierran posibilidades a la innovación; cómo actúan las emociones en nuestras vidas; y cómo tener conciencia de nuestra emocionalidad.
De acuerdo al testimonio de Szok actualmente la inteligencia emocional y la innovación se plantean como dos pilares muy importantes en las organizaciones del siglo XXI. “La inteligencia emocional es la capacidad que tienen los seres humanos de poder distinguir las emociones y poder que éstas actúen a nuestro favor. En tanto innovar se relaciona con la posibilidad de crear nuevas soluciones a problemas ya existentes o modificar cuestiones, procesos, productos, dentro de una organización para poder adaptarlos”.
La ventaja de poder contar con el desarrollo de la inteligencia emocional, explicó, reside en el cambio de un nuevo paradigma en las sociedades. “Se ha estudiado y llegado a la conclusión que la mayoría de los problemas de las organizaciones tiene que ver con las relaciones, están relacionados a las competencias del ser y ya no con el hacer. Antes cuando un empleador tomaba a un empleado lo que se buscaba era tener un recurso altamente capacitado y que tuviera un amplio y desarrollado coeficiente intelectual, hoy en día lo que pretende una organización moderna es que las personas crezcan en sus competencias pero que también que lo hagan con respecto al manejo de su inteligencia emocional para que puedan mejorar las interacciones dentro del lugar de trabajo”.
Un caso mencionado a modo de ejemplificación durante la charla consistió en imaginar por un momento tener al mejor ingeniero, al mejor químico, o matemático, y que no logre impartir en un equipo de trabajo, una orden sin colocarse desde un lugar de poder o que genere un mal clima laboral. En término de Szok, en estos contextos, probablemente la innovación no se va a producir, es decir poner en juego la creatividad. “Para que esto suceda necesitamos un ambiente favorable porque nos volvemos creativos cuando estamos en lugar que nos sentimos a gusto, contentos. Es allí donde encontramos las principales ventajas para que las personas dentro de las organizaciones de hoy lleven adelante estas nuevas competencias”.
Uno de las conclusiones de la charla fue que los participantes puedan reconocer que la principal estrategia para producir innovación y desarrollar la inteligencia emocional es que las personas se sientan a gusto en su lugar de trabajo y sus necesidades básicas cubiertas. “En las organizaciones esto es contar con un espacio propio y una estructura correctamente diseñada con las herramientas necesarias, y tener un sueldo acorde a nuestra función. A partir de allí las organizaciones se pueden empezar a plantear otro tipo de necesidades a satisfacer que favorezcan a la innovación y creatividad”, finalizó Szok.