Veinte años desde la puesta en marcha del CETRI-Litoral es un acontecimiento para celebrar en la UNL. Dicha celebración toma forma en la Semana de la Innovación, como uno de los eventos centrales de este año. Una serie de actividades y de invitados, expertos en los temas asociados a la transferencia y la innovación, tanto de la casa de estudios como de distintos lugares de Iberoamérica, aportarán al diálogo y la reflexión sobre los años transcurridos y enriquecerán la mirada a futuro de una problemática que atraviesa las bases reformistas de la UNL.
Los protagonistas de transitar hasta aquí este camino, son muchos y cada uno ha contribuido desde su quehacer cotidiano a transformar un escenario inicial y construir las condiciones en las que actualmente se lleva adelante la tarea de la vinculación tecnológica. En el medio, un proceso que amerita el rescate de algunas reflexiones.
Una diferencia cualitativa
Consultado sobre los aspectos relacionados con la vinculación tecnológica en la UNL y con la experiencia de haber realizado trabajos para diferentes actores del medio socio productivo, Enrique Mammarella, decano de la Facultad de Ingeniería Química (FIQ) se refirió a algunas herramientas generadas desde el CETRI para gestionar la vinculación.
“A nivel de capacidades y condiciones para la vinculación tecnológica, se observa un logro altamente cualitativo. Un ejemplo es la oferta de las capacidades científicas y tecnológicas, lograr concentrar toda esa oferta y tener a su vez una oferta diferenciada más institucional, que relacione no solo lo que hace cada investigador, sino que pueda tener como potencialidad su relación con otros pares, incluso con capacidades de otra unidad académica, eso es sin duda, un aumento de capacidades. Antes de eso, era solo el investigador con lo que podía hacer. Como Facultad de Ingeniería Química, hemos perdido la posibilidad de tomar algún servicio a terceros, hemos tenido que rechazarlos porque teníamos la capacidad para llevar adelante solo una parte del proceso, y a lo mejor quienes podían hacer la otra parte estaban en la misma Facultad o en otra Facultad pero no teníamos los canales ni los medios para hacerlo, no se sabía cómo convocarlos. Entonces eso es un posicionamiento. El otro gran logro de este modelo que institucionalizamos tiene que ver con la dimensión administrativa. Hoy se tienen las herramientas para que cada grupo grande de investigación administren sus propias cuentas y con ello, pueden hacer la previsión para el recambio tecnológico, para la compra de repuestos, saben minuto a minuto como van entrando las muestras y como están pagando las muestras, entonces tienen un flujo de fondos para saber cuándo conviene comprar stock o comprar reactivos. En la actual coyuntura, con los problemas de importación, esto es importantísimo. Poder manejar esa libertad es un avance muy grande”.
Desafíos a futuro
Por su parte, Javier Lottersberger, decano de la Facultad de Bioquímica y Ciencias Biológicas (FBCB) reflexionó acerca de los desafíos a futuro de la vinculación tecnológica. Compartimos algunos aspectos de su mirada:
“Los desafíos que tendremos que encarar son, más que nunca, ver cuáles son los problemas locales y regionales. Transitamos una etapa donde es cada vez más fácil plantear los problemas que requiere el contexto social y productivo, local y regional. Creo que la transferencia debería ir por ese lado. Hoy estamos en una etapa de maduración en la que podemos diseñar o realizar vinculación o transferencia en base a lo que las empresas necesitan o en base a lo que la región necesita, pero además, poder generar nosotros líneas a seguir, para dónde ir”.
Aprender un lenguaje común
Transferir implica construir un espacio común de dialogo, Jorge Reinheimer, director del Instituto de Lactología Industrial (UNL-Conicet), cuenta como fue parte de ese proceso de aprendizaje: “El trabajo con la industria empezó en la década del ’70. En esos momentos la industria estaba muy alejada de la universidad, había como idiomas diferentes. El problema para empezar a charlar era de unificar un idioma que se entienda y que uno entienda. La industria era artesanal o estaba en manos de gente que no eran profesionales entonces la universidad estaba un poco alejada. Pero nosotros empezamos a hablar de lo que podíamos hacer y empezamos a convocar a la industria a eventos, incluso a algunos eventos internacionales, a cursos, a hablar en congresos de lo que podíamos hacer. Y, poco a poco, algunas industrias se fueron acercando. A principios para problemas puntuales no de demasiada envergadura y después se generó una especie de contagio. Eso fue un proceso que empezó en los años 70 y en la actualidad tenemos una “cartera de clientes” muy importantes: Serenísima, Tregar, Milkaut, Williner y con todas las industrias más chicas. Lo que hubo en el medio fue mucha convicción de hacerlo, de destinar tiempo además de a la docencia y la investigación, a la transferencia y a la interacción con otro mundo como el de la industria. Es un esfuerzo, del que por supuesto se aprende y una vez que lo aprendes sigue así”.
La dimensión académica de la transferencia
María Laura Tarchini, docente investigadora de la Facultad de Arquitectura Diseño y Urbanismo (FADU) de la UNL, quién tuvo a cargo la coordinación de la restauración, reacondicionamiento y puesta en valor de la Sinagoga de la comunidad de Monigotes en provincia de Santa Fe, compartió algunos aspectos de la implicancia académica de la tarea de la transferencia científico-tecnológica: “Cada uno de los trabajos que hacemos de transferencia, significa como un pequeño laboratorio de investigación que nos permite, por un lado, ahondar en el conocimiento teórico que tenemos de algunas cuestiones del campo profesional, que muchas veces nos retroalimenta y nos arroja nuevos datos al interior del proceso de producción de conocimiento que se va teniendo y nos permite muchas veces medir en la práctica aspectos que los tenemos como esquemas de prototipos o en el plano teórico. Y por otra parte son procesos que nos han permitido hacer formación de recursos humanos jóvenes, altamente enriquecedores”.
Por informes sobre la Semana de la Innovación:
www.unl.edu.ar/agenda
(0342) 4551211 int. 118