Denominado Solodama, el proyecto es financiado por el Ministerio de Defensa de la Nación y la propia UNC.
Dotado de paneles solares en sus alas, el vehículo podría almacenar tal cantidad de energía como para realizar vuelos por seis meses.
Como todo dron, estará dirigido de manera remota por un operador, quien se guiará por la información obtenida por cámaras.
Su peso estimado es de 2.5 kilos y es sólo uno de los proyectos en marcha para vehículos aéreos no tripulados (vant).
Vacío legal
Aunque el Solodama fue pensado para observaciones diurnas, potencialmente su uso puede ajustarse a otra finalidad.
Al respecto, los especialistas advierten que por el momento el empleo de drones carece de una regulación específica.
“No está reglamentado más que como actividad de hobby. Como tal, se permite su vuelo a 120 metros de altura”, adiverte Omar Elaskar, docente de la carrera de Ingeniería Aeronáutica de la Universidad Nacional de Córdoba.
Pese a ello, quien dirija un dron debe solicitar autorización a las autoridades aeronáuticas.
“Tiene que estar informada el área de Tráfico de la zona correspondiente. Porque el piloto tiene responsabilidad si ocasiona un daño”, añade.
En tal sentido, aunque se encuentre en tierra, quien comanda el avión debe contar con carnet habilitante.