Las neuronas son las células del sistema nervioso encargadas de recibir y emitir señales que permiten decodificar información y responder con la función orgánica adecuada, ya sea a nivel nervioso, muscular o glandular. Se comunican entre sí a través de impulsos nerviosos que se transmiten desde una neurona, a lo largo de unas extensiones llamadas axones, y que son captados por las prolongaciones, denominadas dendritas, de las otras.
El proceso de conexiones inter-neuronales se conoce como sinapsis. Este “cableado” puede dañarse por diversos accidentes o enfermedades y, si el deterioro se localiza en el sistema nervioso central puede resultar, por ejemplo, en parálisis o ceguera.
Si bien las neuronas en su etapa de desarrollo son capaces de generar todos sus componentes, cuando son adultas las lesiones en los axones pueden ser permanentes. Este es un problema muy serio en medicina y en torno al cual gira el tema de estudio del grupo que dirige Santiago Quiroga, investigador principal del Centro de Investigaciones en Química Biológica de Córdoba (CIQUIBIC, CONICET-UNC). El trabajo fue publicado a comienzos de 2013 en la revista PLOS ONE.
“Nosotros trabajamos en crecimiento de los axones durante el desarrollo. En esta oportunidad estudiamos un aspecto del proceso pero en neuronas maduras. Hemos analizado el factor de crecimiento similar a insulina 1 (IGF-1) y su receptor, y ambos parecen ser esenciales para el crecimiento de nuevos axones en neuronas maduras”, explica el investigador.
La regeneración de estas extensiones es indispensable para restablecer el funcionamiento normal del sistema nervioso, aunque conlleva numerosas dificultades. El mecanismo descripto por el grupo funciona a través de una enzima llamada PI3K, que activa diferentes vías de señalización dentro de la célula y tiene como resultado el crecimiento de un axón. Ese proceso está ampliamente estudiado durante el desarrollo de las neuronas cuando se desarrollan los axones, pero es la primera vez que se demuestra que puede colaborar en la regeneración de estas prolongaciones en células adultas.
“Esto abre la posibilidad de aumentar la actividad de esta vía de señalización y así facilitar el re-crecimiento de nuevos axones”, proyecta el Quiroga. Sin embargo, según él mismo aclara, para solucionar el problema no solamente tiene que crecer un axón sino que, además, tiene que trasladarse hasta el lugar específico que le corresponde y funcionar correctamente. “De todo eso hemos observado sólo una pequeña parte y si bien abre posibilidades muy prometedoras en el campo de la terapia génica, falta avanzar mucho todavía”, concluye.