Fuente: www.agenciacyta.org.ar
Desarrollado por científicos de la UBA, se trata de un método novedoso, rápido y de bajo costo que podría confirmar si el producto fue alterado con fines fraudulentos.

El agregado de ingredientes que no son naturales de la leche con el objeto de aumentar la cantidad o calidad aparente del producto puede tener consecuencias desastrosas. En 2008, por ejemplo, la adulteración en China de lácteos con melamina (un compuesto orgánico que simula un mayor contenido de proteínas) provocó la muerte de al menos seis bebés y afecciones en decenas de miles de niños que fueron hospitalizados.

Ahora, investigadores de la Facultad de Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA desarrollaron un dispositivo que, en menos de dos minutos, mide tanto concentraciones de melamina como de urea, otro posible adulterante de la leche.

A diferencia de los sofisticados métodos convencionales de control, el invento argentino “puede ser la base de un equipo portátil, pequeño, de bajo costo, que en pocos minutos arroje resultados confiables que pueden ser interpretados por cualquier operador”, aseguró a la Agencia CyTA Astrid Hilding Ohlsson, becaria del CONICET en el Laboratorio de Biosensores y Bioanálisis de esa casa de estudios.

“Podría ser parte de un punto clave de control para discriminar entre leche adulterada y leche segura para consumo, previendo así intoxicaciones agudas”, agregó la investigadora.

El dispositivo, descrito en la revista científica Sensors, consta de  tres electrodos situados directamente dentro de una muestra de leche por la que se hace pasar una corriente eléctrica, variando de manera progresiva el voltaje. Este método electroquímico se realiza en menos de dos minutos. Las mediciones son enviadas a un sistema matemático instalado en una computadora con el que se determina la presencia o ausencia de sustancias adulterantes.

De todos modos, “para que el desarrollo se convierta en un equipo que se pueda comercializar es preciso realizar más trabajo de laboratorio y contar con mayor presupuesto (para la transferencia tecnológica)”, indicó Hilding Ohlsson, quien agradeció el apoyo financiero inicial de la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica (ANPCyT), del Fondo para la Investigación Científica y Tecnológica (FONCyT) y del CONICET.

(12/07/2013 – Agencia CyTA – Instituto Leloir. Por Bruno Geller)-.