En la actualidad, los robots están abaratándose y reduciendo su tamaño, una tendencia relacionada con la miniaturización de los componentes electrónicos que se utilizan para controlarlos. Los robots comerciales e industriales son utilizados en trabajos peligrosos o tediosos para los humanos, lo que los transforma en una modalidad más económica y exacta ya que, por ejemplo, cumplen su tarea en los ámbitos de la limpieza de residuos tóxicos o en la localización de personas o minas terrestres. Con esta premisa, docentes, egresados y estudiantes de las carreras de Ingeniería en Informática y en Electrónica desarrollan un sistema robótico móvil y autónomo que podría utilizarse en el Distrito.
El equipo de trabajo, integrado por Ignacio Nemirovsky, Federico Díaz, Ariel Castellini, Ernesto Morgenstein, Ricardo Caviglione, Marcos Darino, Lorenzo Marques de Almeida y Fabián Shigenaga, informó que el desarrollo, llamado Plataforma S3, surgió a partir de un proyecto de investigación de cátedra. “En un principio, los jóvenes planteaban el desarrollo sobre la base de la ‘robolucha’ (ver recuadro abajo). Luego, se indagó en un campo más grande y surgió la idea de que fuera autónomo, para que se le pueda dar una orden general o estratégica y que el robot la cumpla e interprete los medios o las tácticas operativas para resolver el problema”, indicó a Argentina Investiga el co-director del proyecto, Federico Díaz.
El dispositivo se apoya en la información proveniente de sensores infrarrojos que efectúan el seguimiento de la toma de decisiones y las acciones del móvil en su navegación. Además, lleva incorporada una cámara que procesa las imágenes. De esta manera, se diferencia el accionar de un sistema en función a las órdenes de una persona o de una plataforma independiente.
¿Para qué sirve?
Es frecuente pensar que un robot nos puede llegar a solucionar la vida. Y, en esa línea, el aparato creado busca su valor práctico: “El tipo de desarrollo no está preparado para aplicaciones excesivamente rigurosas como la medicina, pero sí para algo menos complejo como la higienización de un área peligrosa”, señaló Castellini. Por ese motivo, este dispositivo “podría usarse en las industrias de La Matanza, por ejemplo, para limpiar objetos sólo con la necesidad de un software que los pueda detectar”. Al finalizar su trabajo, “vuelve al lugar de origen y se carga”.
Desarrollo del software
Con la finalidad de seleccionar con eficacia el método de desarrollo, se encararon dos tipologías de diseño electrónico integrado por una placa madre (circuito impreso al que se conectan los componentes que la conforman) y distribuido con placas funcionales, las cuales tienen funciones específicas que pueden estar relacionadas con el video, el sonido, etc. Para la lógica de control del sistema, se optó por crear una capa de software de bajo nivel que permita desarrollar el núcleo de la lógica en alto nivel.
En este sentido, Díaz aclara cómo las mismas operaciones pueden ser efectuadas por distintos dispositivos de diferente magnitud. “Como el software no ocupa espacio, a diferencia del hardware, el robot puede ser chico o del tamaño de una habitación, pero el control será el mismo”, especifica. Por último, el grupo coincide en resaltar que el proyecto busca salir a la luz con el objetivo de “devolverle a la sociedad algo que ayude”.
Robolucha, un clásico
Cada año, la UNLaM es sede de la Expoproyecto, una experiencia que reúne a alumnos de las carreras de Ingeniería y que tiene, como cierre, la competencia de robots tipo “Sumo”. El objetivo es incentivar la creatividad para la aplicación de la tecnología en la construcción de robots e integrar conocimientos de mecánica, eléctrica y electrónica.
Estefanía Shilton y Agustina Seyler
Área de Prensa y Difusión
Universidad Nacional de La Matanza