Fuente: www.unc.edu.ar
Cronobiólogo de la UNC, estudia el cómo operan los genes en función de los ritmos circadianos (por el Reloj Biológico). Hoy está radicado en el Centro de Investigaciones de Química Biológica (CIQUIBIC) de la UNC y el CONICET, pero pasó cuatro años en EE. UU., en la Universidad de Virginia.

 Eduardo Garbarino Pico se presenta a la entrevista con cara de desconfiado, como si esperara responder preguntas demasiado comunes. “Me fui al exterior porque es lo que promueve el sistema”, aclara de entrada. Pelo rubio, tez clara, podría ser confundido con un estadounidense más. En este país estuvo casi cuatro años. 

Garbarino Pico se especializó en Cronobiología y trabaja en el Centro de Química Biológica de la UNC y el CONICET, desde donde comenzó su carrera científica. 

Ilusionado, el científico cordobés viajó a EE. UU. en 2004 a la prestigiosa Universidad estatal de Virginia y volvió a fines de 2009. Sin embargo, su vida como científico casi no se concreta, una ocurrencia del azar lo catapultó a los laboratorios: “Estaba dando clases en el secundario y ya por cumplir 30 años, lo que para el sistema científico es ser casi un anciano. Quería hacer investigación pero la posibilidad estaba cada vez más lejos. Hasta que una amiga docente me dijo que su vecino, químico e investigador de la UNC, estaba buscando gente para el laboratorio. Me ofrecieron un cargo hasta que saliera una beca de doctorado. Así comenzó todo”, relata.

A pesar de su pasión por la biología, confiesa: “En cada cosa que me ponía a estudiar me enganchaba, así como fui biólogo pude haber sido filósofo”.

Su tardío doctorado logró mucho reconocimiento en el sistema científico, siendo destacado con el premio Houssay de la Sociedad de Biología de la Argentina. El trabajo se tituló: “Ritmos circadianos en el metabolismo de fosfolípidos y melatonina en la retina de pollos”.
“Los fosfolípidos –explica rápidamente el biólogo-son los componentes fundamentales de la membrana biológica. Nosotros describimos por primera vez que la síntesis (la fabricación) de fosfolípidos no es siempre la misma, cambia en función de la hora del día, están controlados por relojes biológicos. Este proceso lo vimos en la retina del pollo” .

Otra cosa que analizaron fue la síntesis de melatonina, una hormona que se fabrica mayormente en la glándula pineal del cerebro y en la retina. “Descubrimos que la melatonina también se fabrica en las células ganglionares de la retina que son la que forman el nervio óptico, las que llevan toda la información al cerebro”, describe. El descubrimiento no se quedó ahí, también observaron que este trabajo celular se hace durante el día y no solo a la noche.

-El doctorado, supongo, fue un trampolín para poder viajar al exterior…

- Sí, claro, fue una ventaja. Al final de mi tesis (2002) fue la peor época de la Argentina. Pero me fui con la intensión de volver.  La ciencia se habla en inglés y era una muy linda oportunidad para irme.

-¿Cómo es el ambiente científico en EE.UU.?

- Es competitivo como en todos lados, con gente más o menos “jodida” como en todos lados. Una diferencia que percibí es que acá uno siente una gran distancia con los investigadores con más trayectoria cuando comienza; allá, son más accesibles. En EEUU cuando comenzás un doctorado tomas cursos durante dos años, rotas por varios laboratorios hasta que es el mismo estudiante el que selecciona con quién va a hacer su tesis, genera por sí mismo un proyecto de investigación. Acá se le dice “jefe” a quien dirige la tesis, allá es tu “director”. Hay un trato más cercano con los estudiantes. Pero el sistema es distinto en EEUU, porque las carreras de grado son de 4 años y no de 6 como acá, uno se especializa en el doctorado.

-¿Era el lugar indicado la universidad a dónde fue?

- En ese momento era considerada la mejor universidad estatal de EE.UU. En Cronobiología, esa universidad era como la “meca" de los ritmos circadianos. Carla Green, mi directora de postgrado, había descrito un gen llamado “nocturnino” (porque se expresa solo de noche) y luego encontró que ese gen produce una proteína que es una deadenilasa, una enzima que se ocupa de recortar parte de los ARN mensajeros. Mi proyecto era tratar de identificar esta enzima.

- Estuvo cuatro años, mucho tiempo…

- Sí, mi experiencia fue muy buena desde el punto de vista de la formación y las relaciones. Los resultados científicos no fueron tan buenos. Tuve más de un fracaso, publiqué solamente tres trabajos en esos años…

-¿Eso es muy poco?

- Teniendo en cuenta cómo evalúan a los científicos, sí. En la ciencia los resultados negativos no se publican. Hice muchos experimentos que salieron bien, pero las hipótesis no se corroboraron. Esas cosas a veces suceden- se ríe-.

- ¿Cómo encontraste el sistema de CyT a tu vuelta?

- Cuando hice mi doctorado la carrera de investigador estaba cerrada. En estos últimos años se duplicó el número de investigadores y becarios, la plata destinada a subsidios se cuadriplicó, nos están por construir un edificio nuevo…Es fácil quejarse, pero hoy en la Argentina entre el 20% y el 25 % de las personas obtienen un subsidio PICT- los más importantes-. En EE.UU., lo consiguen entre un 6% y un 9%. Creo que la ideología actúa sobre todo el mundo y a mucha gente le cuesta reconocer lo que ha hecho este gobierno. Yo creo que después de la creación del CONICET, esta época me parece es la más importante ocurrida en la Argentina.

 

Los engranajes del reloj (biológico)

 

Los cronobiólogos son algo así como los mecánicos del reloj biológico. Se dedican a develar cómo y por qué nuestro organismo cambia y se adapta a los cambios de horario. Hay infinitos procesos que entran en juego para que esto suceda. El organismo animal es tan inteligente que se puede autoprogramar de acuerdo a nuestra rutina y a partir de señales ambientales como lo son la luz o la alimentación.

-¿Qué le llamo la atención de la cronobiología?

- Al principio, que hubiera una regulación temporal en nuestro cuerpo. Pero cuando te pones a estudiar te das cuenta que es obvio.

- ¿Por qué es obvio?

- Los seres humanos vivimos y evolucionamos en un mundo rítmico. Todos los días sale el sol y oscurece, y este ritmo es fundamental para la vida. Hay factores fundamentales como la luz y la temperatura que todos los días suben y bajan. Por lo tanto, si los seres vivos evolucionamos en este planeta es lógico que nos hayamos adaptado a esto. Antes de que salga el sol el cuerpo comienza a secretar corticosterona, el cuerpo se comienza a prepara para la actividad. También es lógico que las reacciones químicas que suceden en nuestro cuerpo no se den todas al mismo tiempo. Unas suceden en una hora y otras en otra, es una ley de la naturaleza. Por eso cuando se viaja a un país lejano cuesta levantarse: tu reloj interno te está diciendo “acá pasa algo raro”.

- No obstante, los relojes biológicos son mecanismos bastante complejos…

- Son mecanismos que tienen la célula y el cuerpo, que nos permiten medir el tiempo y en función del tiempo medir cosas. El reloj biológico conformado por un grupo de genes que interactúan unos con otros y generan un mecanismo de retroalimentación, y que duran alrededor de 24 hs, son capaces de medir el tiempo y actuar sobre otras reacciones bioquímicas que suceden en las células, que terminan produciendo hormonas y regulando el funcionamiento de cuerpos. Este conjunto de genes y sus ARN mensajeros y sus proteínas, son la que cumplen una determinada función. Las proteínas de los genes “reloj” interactúan entre sí generando un mecanismo que mide el tiempo, y a su vez son capaces de regular el funcionamiento de otros genes, de enzimas, de hormonas o de neuronas, para que activen determinadas cosas en determinado horario. El reloj biológico es un mecanismo que permite medir el tiempo y regular la fisiología y la bioquímica de organismo, en función de la hora del día. Además, es un reloj con capacidad de “ponerse en hora” en función del ambiente, que es lo que sucede si viajamos a un país con un sentido horario opuesto. Después de unos días tu reloj se va a “poner en hora”, gracias a la luz que entra por tus ojos y llega hasta las células y a los genes.

- ¿Cuántos son los genes “reloj”?

-Genes “reloj” se fueron descubriendo a lo largo del tiempo. Hace 15 años te hubiera dicho que eran 3, ahora son alrededor de 10. En realidad son muchos los genes que actúan sobre el reloj biológico, pero algunos (los genes “reloj”) son muy importantes, porque si los modificas cambia el reloj. Son entre 10 y 12 genes los que conforman el reloj biológico.

- ¿Cuánto influyen los genes en el reloj biológico?

-Entre el 5 y el 25 % de los genes, dependiendo del organismo o tejido, se expresan según la hora del día. El 20% del genoma (el conjunto total de genes) está regulado por relojes biológicos. Intervienen en distintas fases: la transcripción (cuando el gen se transcribe en ARN mensajero), en la traducción (cuando estos se transforman en proteínas). Mi tema es el estudio de la regulación de la expresión génica circadiana en la postranscripción. Un tema muy en boga hoy es ver hasta qué nivel el control de la expresión de los ARN son por la transcripción o a causa de la traducción.

- Una pequeña parte…

- Las preguntas y proyectos son inacabables. Hoy en ciencia se trabaja en temas muy específicos y podes armar una historia luego de muchos años de trabajo propio y ajeno y que concluye con algo más general. Puedo pasarme la vida con esto.