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Un equipo de científicos dirigido por un investigador de la UNQ logró un subsidio de 10 millones de pesos para encontrar nuevas terapias y sistemas de diagnóstico de esta enfermedad crónica. Se cree que un cuarto de la población podría contraerlo

Un equipo de investigadores de la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ) recibirá este año unos 10 millones de pesos para desarrollar nuevas formas de tratamiento y seguimiento del cáncer, una enfermedad crónica muy frecuente que podría afectar a un cuarto de la población argentina, según un estudio realizado por la Liga Argentina de Lucha contra el Cáncer (LALCEC).

El proyecto "Investigación y desarrollo de nuevas terapias y sistemas de diagnóstico de base molecular en cáncer", dirigido por el prestigioso científico bonaerense Daniel Alonso, obtuvo el subsidio de la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica (Anpcyt) en lo que se considera un fuerte impulso oficial por contrarrestar los efectos de este mal.

Si bien el equipo, integrado por otras instituciones públicas y privadas que se han asociado para transferir los conocimientos, ya viene trabajando en distintas líneas de investigación, la idea ahora es desarrollar nuevos compuestos antitumorales que podrían ser aplicables al tratamiento del cáncer de cuello uterino y al cáncer mamario.

Tal como dio a conocer la UNQ, siempre sobre la base de la investigación biomédica, el plan de Alonso incluso apunta al desarrollo de vacunas oncológicas. "Venimos trabajando con el laboratorio Elea; en esta etapa se está intentando demostrar en ensayos clínicos la efectividad en variantes de cáncer de pulmón y algunos tumores pediátricos", comenta el especialista.

En este sentido, el proyecto apuesta a la innovación en investigación y apunta a transferir hacia las empresas farmacéuticas nuevos métodos de tratamiento y de diagnóstico. Concretamente, se propone trabajar en el desarrollo de sistemas de diagnóstico molecular, es decir, aplicar técnicas de la biología molecular para una estimación más precisa de la presencia de células tumorales en el paciente.

Estas técnicas permiten detectar con gran precisión pequeñas cantidades de células cancerosas que quedan en el paciente. Eso permitiría tomar decisiones terapéuticas basadas en evidencia más precisa que la observación clínica.

"En general, cuando uno detecta una presencia tumoral en el paciente, la enfermedad ya ha recorrido un trayecto bastante largo. Si uno pudiera anticipar, por métodos moleculares, la aparición de la enfermedad o su reaparición, uno podría aplicar un tratamiento donde todas las terapias serían mucho más efectivas", señala Alonso.

En este sentido, el nuevo paso que realizarán los científicos de la UNQ va a tono con los resultados de una encuesta a 1200 personas realizada por LALCEC, donde quedó de manifiesto que el 23% de la población del país está expuesta a sufrir tumores malignos como consecuencia de no realizarse controles de rutina con los médicos e incluso por tener hábitos poco saludables, como el tabaquismo y la exposición solar, entre otros.

La pesquisa o detección de células cancerosas residuales luego de tratamientos convencionales permitirían consolidar el efecto terapéutico. "En cáncer, uno no imagina reemplazar a las terapias conocidas como la cirugía, la quimioterapia o la radioterapia, tratamientos necesarios para atacar una enfermedad tan grave; lo que intentamos es desarrollar nuevas estrategias para atacar el residuo tumoral y con ello mejorar los resultados terapéuticos", aclara el director del equipo.

Con esta convocatoria a proyectos de áreas estratégicas, la Anpcyt apunta a transferir los conocimientos a la solución de problemas estratégicos del país. "Por primera vez se van a financiar ideas de valor estratégico para la Argentina, a partir de la definición de ciertas áreas que el Estado nacional considera que son merecedoras de apoyo", señala Alonso.

Además de la UNQ, el consorcio está integrado por la Academia Nacional de Medicina; la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la Universidad de Buenos Aires; el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet); el Hospital de Pediatría Garraham; el Instituto de Oncología Angel H. Roffo; y los laboratorio Elea Sacifya y Romikin.

Un grupo exitoso

Daniel Alonso, el científico que ahora dirigirá el nuevo proyecto millonario para prevenir el cáncer es un investigador ya consagrado en el ámbito de la biomedicina molecular. En 2004, junto con el rector Daniel Gómez, logró el patentamiento en Estados Unidos de una pequeña molécula sintética, ya utilizada en medicina, que reduciría los riesgos de metástasis en casos de intervenciones de tumores mamarios.

"Descubrimos que si se aplica desmopresina por vía inyectable, antes y después del acto operatorio de un cáncer, deja menos residuo tumoral", explicó Alonso. Este procedimiento mejoraría los resultados de los tratamientos convencionales como la quimioterapia o radioterapia.

Ese mismo año, los investigadores también recibieron un subsidio millonario para desarrollar un kit de detención temprana del cáncer

Fuente: www.universia.com.ar.