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Un grupo de científicos liderado por un argentino identificó genes que influyen en la captación de agua y nutrientes, lo cual permitiría en el futuro desarrollar técnicas para adaptar cultivos de interés agronómico a suelos áridos.

Con el objetivo futuro de mejorar el rendimiento de los cultivos y ampliar las áreas de siembra, un grupo de científicos está intentando identificar y manipular los genes que permitan alargar las raíces de las plantas, lo cual posibilitaría que capten más nutrientes y agua en zonas áridas.

“Los resultados, hasta ahora, son muy alentadores”, señaló el director del proyecto, el doctor José Manuel Estévez, director del Laboratorio de Biología Molecular y Celular de Plantas del Instituto de Fisiología, Biología Molecular y Neurociencias (IFIBYNE), que depende de la Facultad de Ciencias Exactas y naturales de la UBA y del CONICET.

Los estudios se realizaron en la planta Arabidopsis thaliana, emparentada con los brócolis, repollos y coliflores y que comparte mecanismos biológicos con los cultivos de mayor importancia agrícola, como el maíz, el trigo y la soja.

Estévez y su equipo identificaron tres grupos de genes que regulan a un conjunto de proteínas, extensinas, que a su vez favorecen la elongación de unas prolongaciones absorbentes o “pelos radiculares” que se ubican en el extremo de la raíz. Así, las plantas pueden explorar mejor el suelo que las rodea y satisfacer la captación de nutrientes y agua.

“Mediante la manipulación genética de la expresión de las extensinas, pudimos generar plantas con pelos dos veces más largos que lo normal o plantas con pelos muy cortos”, indicaron Estévez y su colega Melina Velásquez, becaria postdoctoral del CONICET en el grupo.

El hallazgo permitiría optimizar potenciales aplicaciones biotecnológicas, como la adaptación de cultivos de interés agronómico a suelos áridos. “La existencia de pelos radiculares más largos se podría traducir en una mayor captación de nutrientes y agua”, enfatizó Estévez, cuyo laboratorio se instalará próximamente en el Instituto Leloir luego de haber ganado un concurso abierto.

Los estudios acaban de ser publicados en las revista científicas “Molecular Plant” y “Plant Physiology”, y son la continuación de un trabajo anterior en “Science”. Contaron con el apoyo económico y de recursos humanos del CONICET y del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva y la colaboración internacional de colegas de la Universidad de Copenhague, en Dinamarca; de las universidades de Berkeley y de Stanford, en Estados Unidos; de la Universidad de Leeds, en el Reino Unido; y de la Universidad Federal de Río Grande del Sur, en Brasil.

Agencia Cyta