Investigadores de la UNL estudian en laboratorio un recubrimiento especial de paredes que aprovecha la luz artificial para sanear ambientes. La clave es la utilización de un compuesto especial llamado dióxido de titanio modificado con otros elementos. Aunque no tan difundida como otros tipos de contaminación, los espacios interiores también están sometidos a un tipo de polución que puede afectar la salud y que proviene de los muebles, los sistemas de calefacción o desde el exterior por medio de los sistemas de ventilación. Sin embargo, recubrir las paredes con una pintura especial puede ser la solución para sanear los ambientes, tal como proponen investigadores de la Universidad Nacional del Litoral (UNL).
“Se están comenzando a usar mucho, sobre todo en Europa, materiales de construcción combinados con algún semiconductor, que la mayoría de las veces es dióxido de titanio, un compuesto muy económico, no tóxico y con buena actividad fotocatalítica. Ese material puede ser combinado con hormigón, yeso o pinturas para lograr una descontaminación del aire”, manifestó Milagros Ballari, que trabaja en el tema junto a Federico Salvadores en el Instituto de Desarrollo Tecnológico para la Industria Química (INTEC).
En un trabajo anterior Ballari estudió la descontaminación del aire de una calle de Holanda, para lo cual utilizó el mismo compuesto que se activaba por la acción de la luz solar: “Pensamos en aplicar la misma tecnología para descontaminar aires de ambientes interiores. El inconveniente es que en esos lugares no hay disponibilidad de radiación ultravioleta. Por lo tanto, tuvimos que recurrir a la combinación de dióxido de titanio con otros compuestos que extienden la banda de absorción a regiones de radiación visible”, continuó.
Según afirmó, una buena forma de utilizar las propiedades descontaminantes de ese dióxido de titanio modificado es por medio de su combinación con las pinturas de interiores que se usan para dar el acabado final a las paredes.
Ambientes contaminados
Los aglomerados de los muebles o las mismas pinturas con que se recubren emiten continuamente compuestos orgánicos como formaldehído, acetaldehído o tolueno, entre otros. También la contaminación puede provenir del exterior por las emanaciones del tráfico o de las industrias que ingresan a los ambientes interiores por los sistemas de ventilación. A la vez, otros gases, como el óxido de nitrógeno, son generados por los sistemas de calefacción de los lugares o las cocinas. Se trata de contaminantes que pueden provocar síntomas como dolores de cabeza, de garganta, fatiga o problemas respiratorios.
“Hicimos la pintura desde cero basada en una resina que se utiliza en la industria de pinturas de interiores. Además, reemplazamos el dióxido de titanio que trae la pintura de fábrica como pigmento por uno combinado con carbono, que se activa bajo luz visible y que tiene poder oxidante para descontaminar el aire de acetaldehído, presente en plásticos y lacas”, apuntó Salvadores.
Ensayos
El trabajo aún está en etapa de ensayo de laboratorio, con buenos resultados. “Trabajamos en un reactor, un pequeño recinto donde insertamos una placa recubierta con pintura. Allí irradiamos luz con lámparas fluorescentes y lo alimentamos con una corriente de aire mezclado con el contaminante. Tomamos muestras midiendo cuáles son las concentraciones de acetaldehído que entran y salen luego de pasar por la placa. El porcentaje de degradación en el reactor llega hasta el 60 por ciento, algo que depende de la humedad del aire y de las características del dióxido de titanio, entre otras variables”, continuó Salvadores.
Ballari agregó que el dióxido de titanio puro reacciona ante la acción de la radiación UV que proviene de la luz solar. Sin embargo, para que reaccione a la luz artificial de una bombilla eléctrica, por ejemplo, es preciso “correr” el umbral de sensibilidad del compuesto, algo que se logra combinándolo con otros químicos: “Ante la luz de las lámparas LED, por ejemplo, habría que utilizar dióxido de titanio con óxido de cerio. Con los fluorescentes actúa bien la combinación con carbono”, describió.
Por último, la investigadora sostuvo que la tecnología de producción de la pintura no es diferente de la que se usa comercialmente: “El costo adicional residiría en el reemplazo del dióxido de titanio convencional por uno fotocatalítico, que tiene un proceso de elaboración diferente. Sin embargo, se pueden ahorrar costos con el menor consumo de energía que supone instalar sistemas de ventilación que se usan habitualmente para descontaminar ambientes”, finalizó.