Los resultados de una investigación conjunta acerca de la concentración de arsénico en arroz determinaron que Argentina estaría en condiciones de producir arroces cuyos niveles de este elemento químico no supongan un riesgo para la población en general y, en especial, para niños y lactantes. El trabajo consistió en prácticas de manejo de riego y fertilización que impactan en la concentración de arsénico en distintas variedades de este cereal. Argentina cultiva en forma anual unas 250.000 hectáreas de arroz, mayormente en las provincias de Entre Ríos, Corrientes y Santa Fe, a las que se suman Chaco y Formosa, con menor superficie. Esto genera una producción de más de un millón de toneladas de arroz, con un importante saldo exportable. La presencia de arsénico (As) en arroz ha sido objeto de estudio en la última década, sin embargo, se realizaron muy pocas investigaciones en arroces de América latina.
Debido a la química del arsénico y a la forma de cultivo, el arroz absorbe mayores cantidades que otros cereales. En algunas circunstancias la concentración de arsénico en los granos, junto con dietas de mediano a alto consumo de arroz, podría llevar a una ingesta diaria de niveles no deseados, superiores a los recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Niveles de toxicidad de arsénico en los granos
El arsénico (As) es un elemento químico ubicuo presente en la naturaleza que resulta tóxico para los seres humanos. La fuente más común de arsénico en el consumo humano es el agua que se bebe o que está presente en los alimentos. Sin embargo, a partir de los compuestos químicos más frecuentes (en base a estudios de absorción intestinal) se sabe que las especies inorgánicas de arsénico son mucho más tóxicas que las orgánicas. Las formas orgánicas se liberan y no se absorben tanto en el cuerpo como las inorgánicas. Por eso, lo que determina la toxicidad del arsénico no es la cantidad total que tenga el alimento, sino la cantidad total de arsénico inorgánico.
El ingeniero César Quintero, a cargo del equipo de investigadores, señala a Argentina Investiga que “a partir de nuestro trabajo podemos decir que, en algunas condiciones, el arroz puede contener concentraciones muy elevadas de arsénico total, pero en forma mayormente orgánica de baja toxicidad. Además, el proceso industrial y la cocción eliminan la mayor proporción del arsénico, por lo cual el consumo de arroz no presenta riesgo. Influyen también las prácticas de manejo tendientes a minimizar los niveles de este metaloide en el cereal”.
Argentina se caracteriza por altos niveles de arsénico en aguas subterráneas de vastas regiones de su territorio; uno de los objetivos de los investigadores es aglutinar grupos de trabajo con experiencia en la temática y lograr establecer una línea base sobre los contenidos de arsénico total y especies arsenicales orgánicas e inorgánicas para arroces cultivados en campos de Entre Ríos, Corrientes y Santa Fe.
Los investigadores valoran especialmente la conformación y funcionamiento del grupo constituido por tres instituciones, la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), y la Universidad Nacional de Entre Ríos (UNER), representada por la Facultad de Ciencias Agropecuarias y abordan el tema en forma multidisciplinaria. Hasta el momento, se llevó a cabo la recolección y medición de la concentración de arsénico de un número importante de muestras. Además, se cuantificó la variabilidad genética de las especies sembradas en la actualidad en cuanto a su absorción de arsénico y también las variantes de arsénico en distintas partes de la planta de arroz. Durante la investigación pudieron determinarse las concentraciones de arsénico en los distintos productos industriales de arroz y sus componentes, así como del arroz cocido. Por último, se ensayaron prácticas de manejo de riego y fertilización que impactan sobre la concentración y las especies de arsénico.
Ventajas económico-productivas para Argentina como productora de arroz
Un aspecto clave de estos resultados es que, a partir de estas acciones, Argentina estaría en condiciones de producir arroces cuyos contenidos de arsénico no supongan un riesgo para la población en general y, en especial, para niños y lactantes. Esto significaría la aceptación de nuestros arroces en el mercado mundial para ser comercializados internacionalmente ya que cada día se imponen mayores restricciones sobre la presencia del arsénico inorgánico. Los países asiáticos generaron y difundieron información sobre el tema arsénico en arroz, pero es escasa la participación de América latina, donde el problema tiene matices diferentes, situación que coloca a esta investigación en un lugar estratégico tanto en la generación de conocimientos, como en su potencial aplicación en el campo económico-productivo. Por otro lado, estos antecedentes podrán constituirse en la base para la adaptación de normativas o estándares de la legislación nacional al respecto.